Por Paula Albericio
Dormir es uno de los pequeños placeres de la vida, pero además es necesario para mantener un óptimo estado físico y mental. Cuando el insomnio nos ataca no sólo estamos más cansados de lo habitual, ya que la falta de sueño afecta a nuestro estado de ánimo provocando irritabilidad o falta de concentración, por nombrar sólo algunas de sus nefastas consecuencias.
Si el insomnio es tan habitual que llega a alterar nuestra salud y ritmo de vida, siempre habrá que acudir a un médico o especialista que detecte la causa del mismo, pero cuando se trate de un insomnio eventual, podemos añadir pequeños cambios de hábito a nuestra rutina diaria que hará que recuperemos el ciclo del sueño alcanzando entre las siete u ocho horas que un adulto debe dormir según la Organización Mundial de la Salud.
Sabemos que hacer ejercicio, meditar, no fumar ni beber alcohol pueden ayudarnos a conciliar el sueño cada noche, así como las duchas o baños de agua caliente que relajan el cuerpo, pero además existen alimentos, como las cerezas, que son fuente natural de melatonina, la hormona que regula el reloj biológico de nuestro cuerpo, y que, según diferentes estudios han comprobado, nos ayudan a lograr un mejor descanso nocturno. Las cerezas no sólo mejoran la calidad del sueño, sino que también estimulan el sistema inmune y protegen el sistema nervioso central, aportan ácido fólico, fibra, antioxidantes, magnesio y potasio. Además, consumiendo esta rica fruta no debes preocuparte por mantener la línea, pues un puñado de diez cerezas aporta sólo 24 calorías.
El insomnio altera más de 700 de nuestros genes, por lo que en consecuencia, podemos experimentar hambre en exceso, ansiedad, falta de concentración, envejecimiento prematuro, cansancio, estrés y, a largo plazo, enfermedades degenerativas. La melatonina presente en las cerezas reduce los efectos de dormir poco y mejora las horas de sueño y además de ser una rica alternativa al postre, ayuda a preparar la piel antes de tomar el sol y a prolongar el bronceado. ¿Así que a qué estás esperando para incluirlas en tu dieta?