Por Leodesinquieto

Las distintas expresiones de arte urbano adornan las principales ciudades del mundo, pero no dejan de romper límites, geográficos y poblacionales. Por eso, una de mis prioridades durante un reciente viaje a Gambia era visitar el proyecto Wide Open Walls, que decidió llevar estos formatos de murales y grafitis a varias aldeas. Y para hacerlo, reclutaron a destacados creadores internacionales, partícipes de una experiencia única.

En el origen de la iniciativa, el británico Lawrence Williams, vinculado al país africano, en colaboración con el artista gambiano Njogu Touray. Entre los principales objetivos, el intercambio cultural y crear incentivos turísticos para estas pequeñas localidades. Así que en 2010, este sueño se comenzó a plasmar con 1.000 latas de pintura en una primera población (Kubuneh), contando con 8 invitados y un plazo de 2 semanas de trabajo. Wide Open Walls prosiguió en los posteriores años, teniendo como última referencia 2016.

Y uno de los lugares que ha quedado como relevante ejemplo de este movimiento artístico ha sido Galoya, en el Kombo Central District. Hasta que te ves sobre el terreno, no te das cuentas de lo complicado que es llegar hasta allí, con caminos de tierra tortuosos incluso yendo en un todoterreno 4×4. Humildes casas y mínimos comercios diseminados, hasta que aparece un primer mural con un caballo blanco (firmado por Best|Ever, del Reino Unido).

Y al bajarme del vehículo, y al grito de ‘Toubab’ (que precisamente significa blanco), quienes aparecen entusiasmados son los niños del lugar. Empieza un recorrido en cada vez más amplia compañía -hasta 25 personas facilitan esta inmersión sociocultural-, que muestra un variado catálogo de murales en las viviendas. Un elefante tumbado lleva el inconfundible sello del belga ROA (que también tiene una intervención de grandes dimensiones en Canarias, concretamente en el Puerto de la Cruz).

Durante el paseo, los animales van dando paso a insectos, un centauro, veo una casa cubierta de corazones, y otras formas más abstractas con el factor común de tener mucho colorido.

Y hay que considerar el paso del tiempo, hablamos de varios años desde el inicio de Wide Open Walls. Ahora, hay un intenso calor, sobre 30 grados, pero cuando las lluvias han sido intensas han borrado algunas de estas obras al aire libre. Lo que nada borra es el orgullo de los lugareños por contar con este aliciente visual, como me recalcan dos adolescentes que se han unido al grupo. ¿Y cómo lo vivieron los protagonistas invitados?

Me lo cuenta Logan Hicks desde Nueva York, a través del intercambio de mensajes. El artista contemporáneo estadounidense formó parte de la primera edición y afirma que “me encantó la gente de Gambia. Todo el mundo fue increíblemente cariñoso, acogedor y amistoso”. Refiriéndose a uno de sus trabajos en particular, “cuando pinté la escuela local, todos los niños vinieron y estaban cantando”. Eso los pequeños, porque algunos mayores “nos pidieron que pintáramos sus casas. En retrospectiva, creo que muchos de ellos querían la pintura porque ayuda a proteger sus casas, pero entonces pensé que era grande que la gente de Gambia nos acogiera en su comunidad”.

Hicks reconoce que las condiciones meteorológicas no siempre fueron fáciles, habla de “un clima brutal para alguien que no esté acostumbrado”. Y por otra parte, se quedó con el sinsabor de no poder interactuar en la ejecución mural con artistas locales. Su conclusión es que “un día me gustaría mucho volver y ver las comunidades pintadas” en Wide Open Walls.

El inglés Remi Rough también recuerda, vía internet desde Londres, que hizo cuatro murales en Galoya, “es un lugar increíble, ¡me encantó!” Destaca que “la gente era cálida y tan generosa”. Y dentro del anecdotario por esa cercanía con la población local, “uno de mis mejores recuerdos fue con dos niños con los que hice amistad. Un día me trajeron un montón de mangos y cuando les dije que en Londres cada uno costaba 100 Dalasi (moneda local de Gambia, equivalente en esta cantidad a 1,81 euros), rechazaron creerme porque allí eran gratis”.

Son dos testimonios entre los diversos creadores que desfilaron por Wide Open Walls, casos de Remed (francés afincado en España); Xenz (de Inglaterra); Tika (suiza criada en Egipto); Know Hope (de Israel); Mysterious Al (inglés que reside en Australia); Freddy Sam (Sudáfrica); y Juse One (estadounidense que vive en Dinamarca)… entre otros. Muchos son apodos y en general les gusta mantener el anonimato. Así desde la representación de ROA me comunican que “no da entrevistas” (y se disculpan).

Galoya, así como otros pueblos vecinos, han asumido este rol de turismo cultural y en un cartel indican que buscan el “Desarrollo a través del Arte”; por ello, piden un donativo de 100 Dalasi para ayudar a conservar este patrimonio. Esperan que haya una nueva edición el próximo año y para muestra de la inspiración que está produciendo, relatan cómo los niños fueron los encargados de pintar con un sentido ecléctico el exterior de un pozo de agua.

Ha sido una vivencia original, intensa, y con ese añadido que recalcaban los artistas del cariño que ofrece la población local. Y para que la experiencia siga muy presente, de regreso a la principal carretera del país, la Trans-Gambia Highway, me reciben dos aves (curiosamente, la azul es la imagen de una compañía nacional de cervezas).

Ambas forman parte de Wide Open Walls y fueron pintadas en 2016 por Neil Edwards. ¿Qué te ha parecido la experiencia? ¡Hasta pronto!

 

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