Por Sixto Javier Pérez
Hasta el último hombre fue una de las sorpresas de este año en los Oscar al llevarse los premios a Mejor Montaje y Sonido. Y lo de sorpresa no lo digo porque no se lo merezca, sino por la dura competencia que tenía. Todas las candidatas se lo merecían, pero tras ver el film te das cuenta que sus dos Oscar son pocos, debería haber ganado mucho más ya que todo funciona a la perfección, y lo que es mejor, no solo disfrutas con las escenas de acción, sino que te hace pensar, es una película con un gran mensaje que te llega directo al corazón.
Han pasado diez años desde la última vez que Mel Gibson dirigiera la última película (Apocalypto) y tengo que reconocer que regresa por todo lo alto con Hasta el último hombre. Nos vuelve a demostrar que es uno de los grandes detrás de las cámaras. Si hay algo que me encanta de Gibson es la valentía que tiene por defender aquello que piensa y siente. Nos lo muestra con total transparencia, sin decorarlo y esto es digno de ser aplaudido porque pocos se atreven a mojarse como él.
Hasta el último hombre está basada en la verdadera historia de Desmond Dossde, un joven médico militar que participó en la batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso.
A lo largo del film se pueden apreciar tres partes perfectamente diferenciadas. En la primera se nos presenta al protagonista así como al resto de personajes que le rodea. La familia del personaje principal sufre las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, lo que forjará su carácter, marcado por la figura paterna.
La segunda parte es la preparación militar posterior al alistamiento, donde se ponen a prueba sus principios. En esta parte nos sorprende con un sargento que rompe con el estereotipo fácil, pues en esta ocasión nos regala momentos de humor que encajan a la perfección. El responsable de ponerse en la piel de dicho sargento es Vince Vaughn que cumple correctamente con su función.
Tengo que reconocer que en estas dos primeras partes hay demasiado empeño en justificar el posicionamiento ideológico del personaje, a mi parecer innecesario, pues queda claro desde un principio su ideología. El romance no cuadra en el film y no porque la intérprete, Teresa Palmer, haga un mal trabajo o no tenga química con Andrew Garfield sino porque es un tanto innecesario que se abunde tanto en él, si bien es clave a la hora de entender al personaje que se acerca por primera vez a la medicina a través de ella.
La tercera parte es la etapa bélica, donde radican las auténticas virtudes de la película y seguramente por lo que será recordada, donde Gibson nos demuestra sus impresionantes habilidades directivas, pues las recreaciones bélicas son las más reales y salvajes que he visto. Os prometo que en determinados momentos tuve que retirar la vista de la pantalla ya que todo era tan real que me resultó complicado ver algunas escenas. Mel Gibson es capaz de plasma la crudeza del frente oriental, concretamente de la batalla de Okinawa, donde Desmond Doss demostró que es un verdadero héroe.
Las interpretaciones son de sobresalientes, especialmente la de su protagonista, Andrew Garfield, quien consigue llenar al personaje de toda la bondad que se merece. Su físico delgado ayuda a contrastar con el resto de compañeros que tienen unos rasgos mucho más fuertes, logrando que te posiciones inmediatamente del lado del protagonista en las diferentes situaciones adversas. El actor consigue transmitir todas y cada una de las emociones, así que prepárense para tragar nudos…
No puedo pasar por alto el grandísimo mensaje que nos transmite esta fantástica película, ya que resalta la importancia de ser uno mismo, da igual lo que la mayoría sea o quieran que seas. Tenemos que luchar por nuestras propias ideas pues si nos paramos a pensar lo que los demás opinan no seremos nosotros mismos, seremos otra persona dejando a un lado la felicidad de cada uno.
Sin duda, Hasta el último hombre es uno de los mejores biopics que se han hecho. Una película desgarradora y emocionante con una realización impecable y con un mensaje precioso que hará reflexionar.
NOTA: 4,5 de 5
LO MEJOR: todo lo que ocurre a partir de la mitad. Interpretaciones, montaje, fotografía y banda sonora.
LO PEOR: la parte crucial de la película tarda mucho en llegar.