Por Alejandra Aguado

La Ortodoncia es la especialidad encargada de corregir los dientes, una elección que va cogiendo fuerza entre los adultos. Dilemas de incomodidad y estética son cosa del pasado con los avances sanitarios, ¿se atreve a sonreír?

En una sociedad donde impera el lenguaje visual, cada vez es más habitual encontrar personas que se preocupan por su imagen. El uso de ortodoncia ya no es distintivo de niños y adolescentes y anualmente crece el número de adultos que utilizan aparatos dentales para mejorar su salud y de paso su sonrisa.

La ortodoncia ortopédica a una edad temprana puede corregir el crecimiento a nivel óseo del maxilar deseado, evitando en muchos casos la necesidad de realizar cirugía ortognática. Sin embargo, es bastante común que algunas personas no reciban el tratamiento necesario durante su etapa de crecimiento y es ahí donde aparece la ortodoncia correctiva.

Se le llama tratamiento correctivo al que se aplica una vez han salido todos los dientes definitivos; durante la edad adulta no es posible influir en la modificación ósea y en la mayoría de casos solo se puede actuar sobre la alineación de los dientes. Es por ello que, para interferir en el crecimiento de uno o ambos maxilares, se comienza cuando el niño aún presenta dientes temporales. Si por el contrario se desean realizar movimientos dentales, se puede esperar a que el recambio haya finalizado. En España hay un adulto por cada dos niños con ortodoncia, esto supone un 50% con respecto al número de intervenciones infantiles, según datos de la Sociedad Española de Ortodoncia.

ortodoncia

Hay diversas opciones por las que se puede decantar el cliente. En el grupo de los correctores fijos, la ortodoncia con brackets es la más famosa. Encontramos los clásicos brackets de metal, pero también los hay de zafiro, que simulan el color del diente –muy demandados por su excelente relación calidad-precio y brackets autoligados, caracterizados por obtener los resultados en el menor tiempo posible.

Para aquellos que deseen disimular al máximo su aparato, existe la ortodoncia lingual, donde los brackets se colocan por la cara interna del diente, ocultos a simple vista. Esta es una de las ortodoncias más avanzadas en el mercado actual y la favorita en países como Alemania.

Las principales desventajas de los brackets son el mantenimiento de una correcta higiene, así como la aparición de posibles llagas y heridas en la mucosa labial.

Por último, en el grupo de correctores removibles, está la ortodoncia invisible, conocida como invisalign –del inglés invisible y alinear–. En lugar de valerse de brackets, hace uso de férulas bisemanales que aportan la comodidad de poder quitárselas para comer, lavarse los dientes, etc. Sin embargo, requieren cierto grado de compromiso por parte del paciente, pues han de ser llevadas 20 horas diarias para obtener el resultado deseado.

Durante los primeros días tras la colocación de cualquier ortodoncia es normal sentir un poco de presión, no dolor, mas esta incomodidad desaparece por lo general al cabo de dos o tres días.

Más allá de la sonrisa

Aunque el arreglo estético sea a menudo un motivo de peso para realizar una ortodoncia, no son pocos los casos en que cuestiones sanitarias sean las que llevan a un adulto a ponerse aparato.

Se denomina maloclusión al mal alineamiento de los dientes y la forma en que encaja la mordida, una condición que con el tiempo puede desencadenar en patologías de la articulación termomandibular. En Estados Unidos entre el 40% y el 60% de los adolescentes sufre maloclusión.

Con la edad, el desgaste de la dentadura se convierte en una realidad. Cuando los dientes no presentan una correcta alineación, como sucede por ejemplo con el apiñamiento, se dan dificultades para su cuidado. Este impedimento puede desembocar en una aceleración del desgaste anómalo de las superficies dentarias, una función masticatoria ineficaz, o una tensión excesiva en el tejido gingival y el hueso de soporte de los dientes. Por consiguiente, en ocasiones aparecen cefaleas crónicas y dolor facial o cervical.

Aplicar una ortodoncia a tiempo ayuda notablemente a la salud de nuestra boca y prolonga la duración de los maxilares.