Por David Lorenzo
La organización sanitaria de La Laguna fue temprana y vino dada fundamentalmente por la preocupación que tenía el Adelantado, Alonso Fernández de Lugo, de cubrir las necesidades médicas de Tenerife. Sobre todo se intentaba evitar grandes epidemias que diezmaran a la (entonces) reducida población de la Isla. Estaríamos por lo tanto ante una estrategia sanitaria de tipo preventiva. Las principales enfermedades que se sufrieron en La Laguna fueron peste, muertes por desnutrición, viruela o lepra (en este caso, los contagiados por esta enfermedad eran recluidos en los lazaretos).
Se procedió a contratar a personas capacitadas para el oficio sanitario, así como la creación de instituciones u hospitales con el fin de tratarse a los afectados, de igual forma que se hacía en el territorio peninsular en los albores de la Edad Moderna. La escasa población así como el bajo índice de enfermos hacía que estas labores fueran poco rentables. Por ello, era necesario que el Cabildo interviniera en el mantenimiento económico tanto de los médicos, como de los boticarios. En un principio los médicos, al ser contratados por el Cabildo, solo se encargaban de atender a los regidores, así como a sus familias y algunas veces a sus criados y esclavos. El pago solía llevarse a cabo o bien con dinero o con especias (fundamentalmente en madera y azúcar durante el siglo XVI). A pesar de estos pagos, el salario que recibía era muy bajo. Esto ocasionó que a veces la ciudad (y por ende toda la Isla) no tuviera médicos (caso de 1518 y 1522, entre otros). Esto obligaba al Cabildo a hacer una búsqueda que podía tardar años. Esta situación de irregularidad hizo que la población acudiera habitualmente a curanderos.
Con el crecimiento de población en la ciudad se hace cada vez más necesario multiplicar la atención, así como el número de médicos (puesto que al ser pagado por el Cabildo debía ser para el común de la Isla). Ya para finales del siglo XVI estaban contratados dos doctores. Durante el siglo XVII se irá incrementando todavía más el número de médicos, que al igual que en la anterior centuria intentarán vivir del ejercicio privado de su profesión, pero garantizándose también un empleo y salario público (aún así el Cabildo seguirá contratando únicamente a dos). El número de médicos pagados por esta institución solo se incrementaba de manera importante en el caso de que existiera una epidemia.
Al igual que en el caso de los médicos, la contratación de boticarios (correspondiente al farmacéutico moderno) resultó irregular, muchas veces a causa del elevado precio al que vendían los medicamentos. Otras veces se debía a la imposibilidad de trabajar ante la falta de las plantas necesarias para elaborar los medicamentos. Esto era a causa de los habituales cortes de aprovisionamiento, ya que la mayoría de las plantas eran traídas desde la Península. A pesar de ello, por lo general el Cabildo solía tener a un boticario contratado.
Otros personajes que nos encontramos en la sanidad de La Laguna Moderna son los sangradores, de los que apenas hay información, aunque todo parece indicar que su llegada a la Isla es temprana. Ellos se encargaban de realizar las sangrías, es decir, le hacían cortes al paciente para que este perdiese parte de su sangre. Por raro que parezca esta técnica es muy común hasta el siglo XIX. Se pensaba que de esta manera la gente tenía más posibilidades de curarse.
Con respecto a los hospitales, en La Laguna se construyen tres:
- El primero de ellos será el conocido con el nombre de Hospital de Santa María de la Antigua Misericordia (1507), dirigido por una cofradía. Destaca por ser el primero levantado en el Archipiélago.
- El segundo fue el de San Sebastián (1512), mantenido en un comienzo por el propio Cabildo, para luego pasar a manos de los frailes franciscanos.
- Definitivamente en 1515 se construye el de Nuestra Señora de los Dolores por Martín de Jerez. El edificio todavía persiste y es la actual Biblioteca Pública Municipal de La Laguna. Dicho hospital comenzó por ser llamado Real Hospital por la protección dispensada por los reyes tras su fundación. Con el tiempo, el Hospital de los Dolores va a ir creciendo y acabó absorbiendo el de Santa María de la Antigua (que era de menor tamaño y contaba con unas instalaciones en peor estado).
Para saber más:
- De Paz Sánchez, Manuel; Castellano Gil, José (coord.) La Laguna, 500 años de historia. Tomo I; vol. II; La Laguna: Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 1997