Badajoz es uno de los núcleos peninsulares mejor situados para varias escapadas inolvidables, todas diferentes.

Primero es un destino cultural en sí mismo, con la visita al Museo Luis de Morales para entender la apasionante historia y el pasado musulmán de esta vibrante capital extremeña, y luego visitar la centenaria alcazaba, la torre octogonal Espantaperros y la Puerta de Palmas. Imprescindible es la parada en dos locales para relajarse y disfrutar de la ciudad: el Rincón Nazarí y Las tres campanas.

Una vez dominada la capital, toca acercarse a los encantadores pueblos de la provincia, como Salvaleón, la cuna del ibérico, donde degustar jamón, lomo y todos los exquisitos productos de cerdos alimentados de bellotas, acompañados de sus célebres calderetas de cordero y migas. Muy cerca están Jerez de los Caballeros y su viaje a los templarios, Zafra –llamada la Sevilla chica– y la pequeña Atenas, como se conoce a Llerena, sin olvidar Fregenal de la Sierra y  su enorme castillo, con plaza de toros en el interior.

Pero, además, Badajoz puede ser la base de operaciones para descubrir lugares tan sugerentes como Lisboa (un agradable paseo en coche de apenas unos doscientos diez kilómetros de distancia) o Cáceres (a noventa y un kilómetros).

Por la zona portuguesa, lo primero es visitar Elvas, con sus aceras empedradas y cuestas, que simula ser una diminuta y encantadora Lisboa, o Estremoz, con un sorprendente mercadillo de antigüedades y agrícola todos los sábados.

Si preferimos seguir en España, es imprescindible programar una visita al Parque Nacional de Monfragüe (paraíso de aves como buitres, águilas y cigüeñas) o al valle del Jerte (a doscientos dos kilómetros), o bien al casco histórico de Cáceres y a una de las joyas históricas españolas, llamada Trujillo (apenas a ciento cincuenta kilómetros), un viaje al Medievo que ha sido escenario de series como Juego de tronos.

MÁS INFORMACIÓN: canariasviaja.com

 

BINTER conecta Badajoz y Canarias los martes y sábados.