Por Francisco Javier Torres del Castillo*

Ilustración por Ilustre Mario

Nos encontramos en el décimo mes del año, 2023 vuela como lo hacemos nosotros, planeando entre muchos destinos, con la velocidad que nos permiten los cielos.

Pero no tengamos prisa, disponemos de unos minutos para reflexionar sobre lo que esperábamos cuando empezaba el año, en esto de la economía y las finanzas, y lo que ha ocurrido casi trescientos días después.

Debemos ser conscientes de que las economías están viviendo un 2023 mejor de lo previsto, y aunque la recesión sigue siendo un escenario probable, el horizonte se plantea de forma muy similar al inicio del año, aunque con una diferencia notable, ahora nos encontramos con unos tipos de interés bastante más elevados que en enero.

El riesgo de tormenta siempre ha estado presente a lo largo de estos meses, pero al igual que en la batalla de las Termópilas, que recordamos bien por la película 300, Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal, como el rey espartano Leónidas, decidió enfrentarse a la peligrosa inflación, en lo que parece una guerra desigual.

Lamentablemente los tipos de interés, su principal arma, han tenido un comportamiento vertiginoso, pero la inflación se mantiene persistente, en especial la subyacente. Los tipos seguirían subiendo hasta que se percibieran sus efectos y los precios comenzaran a disminuir. Los efectos empiezan a ser destacados entre las familias, pero la inflación no cede o lo hace muy poco.

También preveíamos una recesión económica, impulsada por esa vigorosa subida de los tipos de interés, que serviría para apuntalar la debilidad y así poder deshacernos del terrible ejército persa, la inflación.

Sin embargo, la batalla se está perdiendo y Leónidas y sus espartanos, entre los que se encuentra Christine Lagarde, sufren el desgaste.

La insuficiencia en ámbitos como la energía, los alimentos y las materias primas, incluso algunas tensiones en el mercado laboral, plantean un escenario de escasez que impide una relajación en los precios. La escasez se convierte en una nueva clave que vigilar.

Los bancos centrales han parado sus alzas de tipos, pero del mismo modo se abstendrán de bajarlos, por lo que la recesión vuelve a ser un escenario muy probable. Seguimos por tanto en un ciclo económico complejo, con previsión de tormenta, con un riesgo cada vez mayor de inflación duradera y de la temida recesión.

El mundo ha cambiado, la solución aplicada ha salido derrotada, estamos en un mundo post-COVID, que ha pasado de la abundancia a la escasez.

El sector bancario, independientemente del alza de los tipos, se encuentra con sus puntos débiles, existe un panorama desalentador en el sector inmobiliario y en la desaceleración del crédito.

La principal preocupación ya no es el riesgo de no volver a un mundo en que la inflación fuera tan baja y estable como lo fue años atrás. La preocupación es que la inflación elevada se quede entre nosotros.

En el año 2020 los consumidores norteamericanos pagaban lo mismo por su cesta de la compra que veinte años atrás, los británicos incluso treinta años atrás.

Ahora, el aumento de los precios, debido entre otras razones al progresivo abandono de los combustibles fósiles y a la menor deflación que nos regaló la globalización, nos lleva a otro entorno.

Quizás lo más probable sea tener una inflación de precios más alta que el esperado y deseado 2 %. Debemos prepararnos, el omnipresente cambio climático y el crecimiento global de la población provocarán una mayor escasez de recursos naturales, especialmente de los más básicos, como los alimentos y el agua.

La triste pandemia provocó cambios que van a ser más duraderos de lo que en principio pensamos, cambios que generan aún más escasez.

Con independencia de que la Reserva Federal y los bancos centrales de los mercados desarrollados logren un aterrizaje suave o se materialice una recesión a medida que nos acerquemos a 2024, la tormenta nuevamente se acerca.

Por lo que me veo obligado a recordarles que deben cumplir las instrucciones de la tripulación y mantenerse con los cinturones ajustados, porque, aunque volamos, vienen curvas.

 

* Director de Renta 4 Banco en Canarias.