Por Leocadio Martín

Ilustración por Ilustre Mario

La pregunta es compleja, lo sé. El año que terminó ha sido muy difícil para todos. Se han cambiado las reglas del juego como nadie antes podría haber imaginado. Lo que parecía seguro hasta cierto punto ha desaparecido. Gran parte de la economía se ha parado y la que permanece lo está haciendo al ralentí. En modo subsistencia. Si ya era complicado antes, ahora se añade un horizonte todavía más desesperanzador.

«Cuando creíamos tener todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas» (Mario Benedetti).

En psicología sabemos que tenemos una capacidad inimaginable para salir, como seres humanos, de las situaciones más duras. Vemos a diario como muchas personas que pudiera parecer que no tienen ninguna salida lo consiguen. Pero no nos habíamos visto nunca con un reto de la envergadura del que estamos y estaremos viviendo. Podríamos decir que este es el momento histórico en el que la resiliencia –la capacidad del ser humano para adaptarse y superar las situaciones más duras– se convierte en un factor imprescindible.

Son muchas las personas y los negocios que no soportarán económicamente el impacto de esta pandemia. Quizás tú, que estás leyendo este artículo, eres una de estas personas. Si es así, sabes que gran parte de lo que pueda ocurrir a partir de ahora dependerá de cómo lo abordes. Como plantea la cita con la que encabezo este artículo, las reglas han cambiado. Y, frente a esto, podemos seguir lamentándonos de que lo hiciesen o podemos poner en juego todas nuestras capacidades –incluso aquellas que no somos conscientes de tener– para afrontar una situación diferente.

Te propongo una serie de pasos a seguir para conseguir desarrollar tu resiliencia o, lo que es lo mismo, esa fuerza que tienes para conseguirlo.

Reconoce la situación

A veces, nos quedamos enganchados en la negación cuando la vida no va como nosotros esperábamos, queríamos o teníamos planeado. Cuanto más estemos en este modo, sin entender y, en cierta forma, sin aceptar lo que está ocurriendo, más tardaremos en encontrar soluciones o alternativas para conseguirlo. Y, además, gastaremos, resistiéndonos, unas energías que nos vendrán muy bien cuando nos pongamos manos a la obra.

Por esto, el primer paso es el reconocimiento de que la situación existe, independientemente de cómo nos sintamos respecto a ella. Esto nos permite enfrentarla con una actitud orientada a superarla y no a evitarla, esperando a que pase o a que vuelvan tiempos pasados. Reconocer nos ayuda a aceptar y seguir adelante.

Desarrolla un plan

Es el momento de poner sobre la mesa las posibles formas que tienes de lidiar con la situación. Es probable que tengas más opciones de las que piensas. Dedícale tiempo a tu plan de acción, a identificar tus posibles líneas de trabajo, tus competencias, tus fortalezas… No te quedes corto haciéndolo. A veces las salidas están donde menos podías imaginarte. Estás en un proceso de reinvención y de adaptación. No te limites a ti mismo. Ya habrá tiempo de ir descartando.

Tu plan es tu guía de acción, y debe ser lo más flexible posible. No está hecho para convertirse en algo rígido que no se pueda cambiar. Es una guía de navegación para un mar desconocido. Puede incluso que, a medida que pase el tiempo, no identifiques tu plan inicial.

Busca ayuda

No temas explorar todas las posibilidades de ayuda que necesites. Hacerlo es un signo de fortaleza y coraje. Es un momento difícil en el que muchas situaciones no las vas a poder afrontar si no lo haces.

Puede ser consejo sobre formación, nuevas líneas de inversión o negocio o, incluso apoyo psicológico por parte de un profesional. Toca emplear todo lo que tenemos y apoyarnos en quien puede hacerlo. No esperes a que nadie acuda en tu ayuda. Pídela.

Deja ir

Hay cosas que sí puedes cambiar. Que siguen estando bajo tu control y que tienes la oportunidad de modificar. Puede que no quieras hacerlo (recuerda la negación), pero cuanto más energía pierdas resistiéndote, más lejos estarás de abordar tus nuevos proyectos. Hay cosas que ya no van a volver. Incluso hay personas que no están cuando tú creías que si iban a estar. No pierdas tiempo en lamentos. Sigue adelante.

Es difícil, lo sé. Nadie cambia repentinamente su actitud durante la noche o chasqueando los dedos. Es un proceso difícil y doloroso a veces, que requiere mucho trabajo. Cuanto antes seamos conscientes de ello, antes estaremos desarrollando nuestra nueva vida. No pierdas tiempo y energías tratando de cambiar cosas que no puedes. No servirá de nada.

Identifica lo que no puedes cambiar

No pierdas tiempo y energía tratando de cambiar cosas que no puedes cambiar. Pasar demasiado tiempo pensando y deseando que las cosas fueran diferentes no servirá de nada.

En cambio, si aceptas que la situación es injusta y difícil, sin fingir que no lo es, con un enfoque honesto y, en cierta forma, humilde, antes comenzarás tu nuevo camino sin perder un segundo deseando que sea diferente.

Entiende tus emociones

El hecho de que reconozcas que una situación es injusta y complicada no significa que no te haga daño. Lidiar con la tristeza, la ira, la frustración y la decepción formará parte de esta nueva vida que estás proponiéndote.

Cuídate en todos los sentidos. Aliméntate bien, haz ejercicio, descansa, mantén contacto con las personas que te quieren y que tú quieres… y pide ayuda profesional cuando lo necesites.

Tiempos como estos no le gustan a nadie. Podemos quedarnos en esta frase o emplear toda nuestra energía en reinventarnos.

Tú decides cómo afrontarlos.