Por Manoj Daswani. Fotografía cedida por UDG Tenerife

 

A sus 21 años recién cumplidos, Natalia Ramos habla con naturalidad pero también desde la contundencia. Sus respuestas están llenas de argumentos que invitan a la reflexión. Según dice esta futbolista del UD Granadilla –su hermana juega en el Sevilla, también de Primera División–, las mujeres merecen y necesitan un convenio colectivo justo que les ayude a alcanzar la igualdad. Con todo, cree difícil que pueda dedicarse al fútbol en exclusiva como sí hacen muchos hombres.

Parece que el fútbol femenino ha venido para quedarse.

Así es. Y es una excelente noticia que estemos creciendo cada vez más. Eso es importante para todos. Creo que las mujeres hemos dado un paso adelante y esperamos que cada vez sean menos las distancias que nos separan de la plena igualdad.

¿Cómo empieza su carrera futbolística?

Tanto mi hermana (Noelia) como yo empezamos desde bien chiquititas. Como se suele decir, nací con el fútbol en las venas. De hecho, me federé con cinco años y a día de hoy sigo jugando. Es algo que disfruto mucho. En casa siempre se ha respirado ambiente futbolero y está clara la influencia que hemos recibido por parte de la familia.

¿Hasta qué punto haber tenido familiares tan ligados al fútbol las llevó por el camino del deporte?

Está claro que influye, pero uno en la vida tiene que hacer lo que quiera y practicar el deporte que más le guste. Nadie en la familia me ha obligado nunca a dedicarme a esto; lo hemos hecho porque nos ha nacido. Aunque tengamos padres o tíos futboleros, nadie nos ha dicho que este sea el camino que tuviésemos que seguir.

Con su hermana jugando también al más alto nivel, ¿cuánto de fútbol hay en sus conversaciones y reuniones cotidianas?

Es algo que compartimos desde bien pequeñas. Al principio no éramos conscientes de que podíamos llegar a una situación como la de ahora, que hasta hemos jugado algún partido profesional entre nuestros dos equipos. Pero cuando hablamos, intentamos hablar no solo de fútbol. Tenemos muy claro que hay otras cosas en la vida, por supuesto. Por ejemplo, los estudios.

Se habla mucho estos días de la conveniencia de un convenio colectivo justo para las mujeres del fútbol. Y todavía hay quien lo discute.

Está claro que es una cuestión de justicia. Por supuesto que cada uno tendrá su opinión y se respeta a quien diga que no, que no hace falta. Pero si queremos avanzar hacia la igualdad, habrá que fomentarla con medidas como un convenio colectivo a la altura de las circunstancias. Lo que es necesario tiene que ser justo. Y en este caso, el convenio colectivo para las futbolistas es necesario y es justo.

¿Cuáles son sus referentes futbolísticos?

Mi referente ha sido y es Sergio Ramos. Me siento muy identificada con su forma de ser. Es una persona humilde y esa normalidad que está presente en todos sus comportamientos es lo que le ha llevado a conseguir tantos éxitos y títulos. No me gusta solo como futbolista, también por los valores que transmite.

¿Confía en poder dedicarse al fútbol profesional y vivir de esto por muchos años? ¿O es una utopía a día de hoy?

Vivir del fútbol femenino es bastante complicado. Espero que no me coja tarde el momento en que las mujeres podamos dedicarnos de lleno al deporte como sí hacen muchos hombres. Pero yo estudio y compagino una cosa con la otra. Soy consciente de que el fútbol acabará un día u otro, pero antes y después es necesario tener cultura y valores. Eso queda para toda la vida.