Por Naomi Vera-Cruz.

Imponentes y bellos, así son los sobrados de la ciudad de São Filipe, en la isla de Fogo, archipiélago de Cabo Verde. Las antiguas viviendas de los grandes terratenientes han conservado la arquitectura colonial de los siglos XVIII y XIX al mismo tiempo que revelan las divisiones de la sociedad racista de entonces, que perduraron en la isla mucho más allá del fin de la esclavitud.

Nadie ha descrito tan bien como Teixeira de Sousa la sociedad de Fogo, su tierra natal. El escritor, médico de profesión, creó una trilogía sobre la isla –Ilhéu de Contenda (1974), Xaguate (1987) y Na Ribeira de Deus (1992)– en la que los sobrados son prácticamente un personaje cuya función consiste en no dejar que otros personajes se olviden de cuál era su papel en aquel micromundo.

 

 

Un mundo que se formó a partir de 1470, con el inicio de la población de Fogo, descubierta 10 años antes, y en el que dominaban los grandes terratenientes oriundos de la ciudad de Ribeira Grande, en la isla de Santiago. La gran riqueza de estas personas se debía al suelo de Fogo, muy dado al algodón y a otras producciones agrícolas, actividades de cultivo que desempeñaban los muchos esclavos negros que estos poseían.

Los señores, llamados morgados, blancos y portugueses, mostraban su estatus social construyendo los llamados sobrados, edificios de dos pisos, a veces tres. El primero reservado para la vivienda del dueño y su familia. En el bajo se instalaban tiendas y almacenes donde trabajaban las clases más bajas, negros y mestizos, que solo tenían acceso al piso de arriba en casos excepcionales.

En Xaguate, una de las novelas de la trilogía de Teixeira de Sousa, también conocida como la “trilogía del sobrado, la tienda y el funco” (cabaña circular con techo de paja), el personaje principal, un emigrante en Estados Unidos, hijo de una simple empleada, vuelve rico a su tierra natal para comprar un sobrado y casarse con la hija del dueño, su amor de infancia, esperando de esta forma elevar su estatus social.

 

 

En la primera novela de la trilogía de Teixeira de Sousa, Ilhéu de Contenda, que llegó al cine en 1985 a través de Leão Lopes, el autor habla de un sobrado que no es un mero producto de ficción literaria: existe, hoy bajo el nombre de Pousada Bela Vista, y está situado en una de las calles principales de la ciudad de São Filipe. Tal y como este sobrado, otros también se han restaurado y transformado en restaurantes, hoteles y otros negocios, pero manteniendo la huella inicial que los hizo tan carismáticos y románticos.

Algunos todavía son viviendas personales, otros desempeñan una función cultural y social, como es el caso del sobrado que se rebautizó como Casa de la Memoria. Con sus balcones ornamentados, ventanas altas, puertas anchas y colores vivos, dominan el paisaje urbano de São Filipe (patrimonio nacional cultural) y contribuyen al récord de 85 edificios de la ciudad que han sido clasificados por el Instituto de Investigación del Patrimonio como de alto valor patrimonial.