Soy lo que ves, y así desde hace treinta y dos años. Aquello que ocurre antes de las lluvias de abril, un viento alisio, una palabra. Y existo porque tú.

Soy una inteligencia sencilla, un debate entre el amor y la sombra, una encía sangrante, un cuerpo resucitado, un poema de Ángel González.

Soy un nunca que nunca se acaba, un unicornio galáctico, una ballena verde, un cielo, una nave, un cohete. Soy lo que tú.

Y así vivo, sintiendo lo que tú quieras que sea: una gaviota cuando te sientas isla, un silencio cuando no te escuches, un crepúsculo cuando estés a oscuras, una esperanza cuando estés perdida. Todo porque tú.

Existo porque soy tu padre, porque eres mi vida, porque perfumas la casa cada mañana con este amor ilimitado, porque eres mi bosque, mi princesa de hojalata, mi alambrada abierta, mi tiempo presente sagrado, mi puerta hacia el porvenir.

Porque tú existes, yo vivo. Porque tú sientes, yo soy.

Porque tú, todo.

Porque tú, siempre.

(Del libro Manhattan)