Por Manoj Daswani.
Víctor Añino Bermúdez (Santa Cruz de Tenerife, 1983) pone fin a una dilatada y brillante trayectoria como futbolista profesional que le brindó la opción de jugar en Primera División, luego el privilegio de pasearse por Europa y más adelante el orgullo de defender nuevamente los colores blanco y azul, que siempre fueron los suyos. Le queda la espinita de no haber subido con el CD Tenerife –“en Getafe lo tuvimos muy cerca hace tres años”, lamenta–, pero se va y cuelga las botas con la satisfacción de haber cumplido casi todos sus propósitos. Ahora, abre una nueva etapa en el fútbol más anónimo (ha firmado por el Santa Úrsula) y se dispone a hacer sus primeros pinitos como entrenador de base. Vitolo, que ha hecho historia como jugador, aún no ha dicho su última palabra.
Hace unas semanas publicaba un comunicado en el que decía adiós al fútbol profesional. ¿Fue difícil tomar esta decisión?
Era una decisión absolutamente meditada desde hacía tiempo. Por mi familia, era lo mejor que podía hacer. Era el momento perfecto. Llevaba varios meses en la Isla y ya con motivo de mi último regreso al CD Tenerife había comentado a los míos que no volvería a salir. Hice una excepción de una temporada con el Cartagena y, pasado este verano, entre todos decidimos que lo mejor era quedarme por casa. Estoy realmente contento del camino que he tomado.
Y se ha enrolado en el Santa Úrsula, de Tercera División, para ser futbolista y entrenador de base.
Ahora me toca vivir nuevos momentos y nuevas situaciones. Estoy muy emocionado ante lo que me pueda deparar el futuro, pero sobre todo por haber elegido el momento en el que quería decir adiós.
¿Cuesta poner punto final a una carrera tan larga?
Todo tiene un comienzo y todo tiene un final. Tengo que estar muy agradecido al fútbol porque me ha dado estabilidad en todos los sentidos, tanto personal como familiarmente. Ahora viene para mí una situación que le llega a cualquier persona en cualquier ámbito de la vida. Afortunadamente, mi retirada la he decidido yo. Y pienso disfrutar esta nueva experiencia al más alto nivel.
¿Cómo definiría su trayectoria como futbolista?
A nivel personal veo mi carrera como una etapa bastante completa. Conseguí casi todas mis metas: jugar la Liga de Campeones, la Europa League, dejar buenos amigos en todos los sitios adonde fui… Pero lo más importante que me ha dado el fútbol es la estabilidad para los míos y brindarle a mi familia lo mejor. Ahora las preocupaciones y los problemas son otros, pero no económicos. Además, el fútbol me ha hecho más fuerte y más maduro. Estoy muy orgulloso de haber podido decidir cuándo dejarlo y elegir el momento. Y con eso me quedo; además, muy agradecido por todas las muestras de cariño que he recibido en estas últimas semanas.
¿Se ve entrenando al Tenerife algún día?
Quiero empezar por las categorías más bajas, entrenar a los más pequeños y además hacerlo cerca de casa. La del Santa Úrsula era una excelente opción y la estoy disfrutando mucho. ¿Soñar con llegar lejos? Ya puedo presumir de tener el título, que lo saqué en Cartagena, donde retomé los estudios tras muchos años. Las metas las irá poniendo el tiempo. A todo tinerfeño le gustaría entrenar al club de su tierra y para mí sería un orgullo, así como un gran colofón a lo que ahora estoy empezando. Pero a día de hoy ni me lo planteo.