Por Álvaro Morales

Fotografías por Dominic Dahncke

Por muy poco, solo cuatro kilómetros cuadrados menos que San Sebastián, no es el municipio de mayor extensión de La Gomera. Sin embargo, Vallehermoso no solamente puede presumir de cruzar de norte a sur una de las islas más bellas del hemisferio norte, sino que sus enormes contrastes y su belleza más que variada, con la laurisilva (bosque prehistórico que ya existía en la larga etapa de los dinosaurios) como ineludible referente en su parte central, hacen de esta localidad un verdadero tesoro. Si a esto unimos que el valle y el barranco –espectaculares– que le dan nombre acaban junto a un sonoro Atlántico, una playa muy coqueta si las mareas y la fuerza oceánica aconsejan los baños y una piscina artificial recientemente reformada y reimpulsada como gran referente de ocio, los atractivos se multiplican y hacen que ya esté tardando en apuntarla entre sus visitas preferentes.

Como hemos indicado en diversos números sobre el tópico roto de que islas como La Gomera o El Hierro tienen infinidad de encantos, pero no precisamente costeros y de playa, en estas líneas enriqueceremos la oferta con uno de los valles con nombre más acertado y coherente respeto a su belleza: Vallehermoso. Se trata del segundo municipio de mayor extensión de La Gomera, tras la capital, pero con la rara salvedad de que atraviesa la isla de norte a sur, lo que multiplica sus impresionantes atractivos naturales. En su vertiente norteña, presenta el barranco y valle que da sentido a designación tan apropiada, que acaba en una coqueta playa y una piscina artificial en forma de triángulo que, con mar en buen estado, si acompaña el sol y si queremos tener una jornada completa entre el verde gomero, sus características orográficas y su roce de Atlántico, estamos ante una gran elección.

Llegar a la playa de Vallehermoso y a la piscina anexa es bastante fácil, basta tomar la carretera general que baja hasta el casco principal del municipio, donde se concentran los principales servicios y el área administrativa en medio de un espectacular cauce y tras atravesar parte de la laurisilva del Parque Nacional de Garajonay si se viene desde el centro de la Isla, bien desde Alajeró, San Sebastián o Valle Gran Rey. Claro que también se puede acceder por el norte desde Agulo (pasando previamente por Hermigua y San Sebastián). Lo cierto es que las distintas opciones nos llevarán a la parte antigua del casco y, desde aquí y siguiendo siempre la vía principal, descenderemos entre las laderas del inolvidable barranco junto a fincas variopintas, con plataneras y otros frutales, cultivos de temporada (como papas, millo, coles…) y cañaverales. Al final del trayecto, nos toparemos con un área amplia para aparcar, con la playa justo debajo, la piscina a la derecha, una vía cortada y construcciones curiosas de piedra a la izquierda y un Atlántico generalmente bravo, pero que regala días de verdadero lujo durante todo el año.

La playa tiene unos 120 metros de largo y presenta áreas con piedras pequeñas y callaos, pero también zonas con arena que, a la derecha, suele ser más fina y apetitosa. Cuenta con varios parasoles de cubierta vegetal y, si bien hay que extremar el cuidado con la fuerza del mar, las corrientes y el oleaje, si las condiciones son aptas y el sol acompaña, los baños son un auténtico placer en un Atlántico que, cuando está muy despierto y rudo, también resulta todo un espectáculo. Los cabos a derecha e izquierda arropan la bahía y reducen la fuerza del mar y el oleaje, aunque nunca conviene confiarse. Eso sí, son bien distintos en el izquierdo (hacia el noroeste), dadas las construcciones en piedra existentes, que incrementan los atractivos y hasta enrarecen el entorno, en contraste con la virginidad natural e impactante del situado a la derecha.

Si el mar no acompaña y no es recomendable penetrar en la fuerza oceánica, siempre nos queda la atractiva opción de una piscina artificial muy utilizada por los vecinos y visitantes. Además, se da la circunstancia de que ha sido recientemente reformada y, por tanto, sus servicios y prestaciones se han mimado y aumentado al máximo. Una piscina con un vaso de considerables dimensiones e ideal para toda la familia, con alturas perfectas para los más pequeños y otras para los adultos en un entorno encantador y que invita al descanso y a pasar una larga jornada en uno de los valles, por coherencia nominal y, en el fondo, puro realismo descriptivo, más hermosos de Canarias.

DETALLES:

Ubicación: en el norte de La Gomera, en la vertiente norteña del municipio de Vallehermoso, que atraviesa la Isla y tiene costa al norte y al sur.

Socorristas: no, salvo puntualmente en verano y etapas muy concretas.

Playa surfista: no habitualmente, aunque el oleaje no lo impide.

Restaurantes: oferta en la piscina municipal anexa, en la parte costera y en el casco de Vallehermoso.

Baños: no en la playa, pero sí en la piscina.

Duchas: tanto en la playa como en la piscina.

Sombrillas y hamacas: no en la playa; sí en la piscina complementaria.

Adaptada para discapacitados: no, aunque sí la piscina.

Aparcamientos: sí.

Transporte púbico: taxis y guaguas.

Perros: sí.

Curiosidades: en la playa existen unos cinco parasoles de cubierta vegetal que los bañistas habituales suelen usar, al menos en algunos casos, para crear casetas con más hojas de palma.