Por Sylvia Madero

Fotografías por Leopoldo Cebrián, Poldo Cebrián y cedidas por Tenerife Espacio de las Artes

Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Cebrián, uno de los grandes protagonistas de la fotografía en Canarias, TEA Tenerife Espacio de las Artes, a través del Centro de Fotografía Isla de Tenerife, hace un recorrido por su trayectoria y por la de su hijo, Poldo Cebrián, quien heredara su pasión y la dotara de una nueva visión para convertirse en exponente fundamental en el panorama artístico del Archipiélago.

Poldo Cebrián observa su obra Humanidades

Cebrián Poldo Cebrián: Dos generaciones (1949-2019) reúne hasta el 10 de marzo más de un centenar de obras de los dos artistas, escogidas cuidadosamente por Poldo Cebrián y estructuradas en cinco ámbitos que reflejan, a través de su singular mirada, temáticas como la naturaleza, idiosincrasia y arquitectura de las Islas y el desnudo. ¿Qué mejor forma de adentrarnos en este viaje que de la mano de uno de sus protagonistas? Poldo Cebrián me invita a recorrer esta exposición junto a él, y me desgrana la obra que la compone introduciéndome en su forma de ver, observar y, sobre todo, sentir.

Cebrián captaba como nadie la esencia de la sociedad canaria.

La perspectiva de Cebrián es un retrato del Archipiélago desde el pasado con una mirada transgresora para sus tiempos, que no me resulta extraña, pues dista poco de la actual

Entramos en la primera sala. Silencio. Que envuelve la atmósfera, que invita a indagar en nuestros pensamientos más prohibidos. Poldo me invita a sentir y observar. Al frente, cinco instantáneas de gran formato invaden el espacio visual. Es un homenaje a los que se han ido, una alegoría del proceso de nacer, crecer, vivir, morir. Una oda a la bondad. Porque “todos moriremos algún día, y solo queda de nosotros todo lo bueno que hayamos dejado; debemos ser buenas personas para trascender”, afirma.

Visita con el autor a la exposición, de fondo, la obra de Poldo Cebrián, Silencio.

En la segunda, el desnudo viste las paredes. Con marcos de madera virgen, la obra del padre. Con negros, la del hijo. Tras el objetivo del primero, toda una declaración de intenciones. Retratos de los años cincuenta en Santa Cruz de La Palma. Hasta aquí llega como miembro de la Junta de Abastos tras la guerra civil y, después de tener a su primogénito al año de casarse, decide dedicarse a su verdadera pasión: la fotografía. Es entonces cuando inaugura su primer estudio en la calle O’Daly y nacen estas primeras instantáneas. Poldo las repasa melancólico; la desnudez femenina es protagonista en el estudio, como parte de un paisaje, en primer plano… Y regresa a su infancia: “Recuerdo unas piernas, un cuarto oscuro, la luz roja. Mamá y papá revelando. Ir a la droguería a comprar los líquidos con los que se hacían los reveladores para los procesos fotográficos: la hidroquinona, el hiposulfito… Aún paladeo esos olores”. En la pared opuesta, obras de Desnudo singular, que expone por primera vez, y Tuétano, un estudio del cuerpo humano desnudo a través del ojo de Poldo: abstracto, sincero, brutal.

Tuétano. Poldo Cebrián

 

Alejandro Togores: “Cebrián es un hombre de profunda comunión con lo mirado. Poldo, Cebrián, hijo, hereda la fotografía como profunda vocación y desarrolla formas nuevas de mirar, de situarse ante aquello a fotografiar. Nos desvela así su talante poético, su espontánea entrega a lo que conmueve”.

El blanco y negro predomina en el tercer habitáculo, como en toda la exposición. “Los colores del alma”; así los define el artista. Se sienta y me invita a acompañarle, es momento de dejar que la naturaleza nos hable. De nuevo silencio, solo observar. Dieciséis fotografías escogidas de su serie Canarias. Paisaje íntimo que muestran las Islas desde su particular visión: una comunión privada entre él y la escena, un diálogo en el que sobran las palabras. Enfrentada, la perspectiva de Cebrián, un retrato del Archipiélago desde el pasado con una mirada transgresora para sus tiempos, que no me resulta extraña, pues dista poco de la actual.

Algunas de las obras que componen Canarias, paisaje íntimo, de Poldo Cebrián.

En ‘Canarias. Paisaje íntimo’ Poldo Cebrián muestra las Islas desde su particular visión: una comunión íntima entre la escena y él, un diálogo en el que sobran las palabras.

Eventos de una sociedad que se nos antoja ya lejana, el trabajo del obrero, las tradiciones y el acervo cultural quedan reflejados en la cuarta sala, con las instantáneas de Cebrián y Humanidades, una obra de Poldo creada ex profeso para la exposición. En ella, 270 retratos, alineados perfectamente, esperan al visitante formando una enorme cuadrícula. Si nos acercamos y observamos con detalle, reconoceremos a reputados artistas e intelectuales como Carlos Pinto, Cristino de Vera, José Saramago, Elfidio Alonso, Pedro González, Fernando Castro Borrego, Víctor Pablo Pérez, Maribel Nazco, María Rosa Alonso, Caco Senante… Para dar vida a este proyecto, Poldo montó estudios en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid, además de trasladarse al resto de islas para fotografiar a los protagonistas. En este espacio, además de las obras fotográficas se proyecta el audiovisual de Cebrián La isla soñada, un trabajo fruto de su estrecha relación con el Gobierno de Canarias que promocionó Tenerife por toda Europa de la mano del Patronato de Turismo.

Humanidades, Poldo Cebrián.

A su lado, y antes de pasar a la última sala, donde se recoge documentación de ambos artistas además de entrevistas, biografías y publicaciones, y pasando casi desapercibido, un fotomontaje. Sobre una instantánea de La Punta del Hidalgo, dos fotografías, en las que se aprecia a Poldo, aún bebé, con su madre y su padre. Quiere así el artista finalizar el recorrido donde todo empezó, porque “en esta vida hay que estar agradecido, y este es mi homenaje a quienes todo me lo dieron. Gracias, mamá; gracias, papá, siempre”.