Por Jesús Villanueva Jiménez

No era una mañana cualquiera, aquella de mediados de febrero de 1897, para los hermanos Juan y Julián Fernández García. Y no lo era porque acababan de recibir, procedente de Madrid, un importante pedido de libros. Hacía un par de meses que habían abierto al público una espléndida librería en la céntrica calle de Garachico, en Santa Cruz de La Palma, en principio tan solo con los volúmenes conseguidos en la capital tinerfeña y los periódicos y revistas que de allí también les enviaban.

En la calle, Julián –que había regresado de Cuba en 1892– mostraba sonriente el reluciente escaparate al alcalde, José Anselmo Cosmelly y Monteverde, y señalaba orgulloso el cartel que, sobre el marco, rezaba Librería La Favorita. «¿Por qué La Favorita?», preguntó a Julián el regidor.

–¡Oh, La Favorita! –exclamó el librero–. Es el nombre de una tan grandiosa como delicada ópera escrita por Alphonse Royer, Gustave Vaëz y Eugène Scribe, con sublime partitura del maestro Gaetano Donizetti. Somos muy melómanos mi hermano y yo. ¿A que es un nombre precioso para este templo del conocimiento? –afirmó más que inquirió.

–Sin duda, sin duda –asintió sonriente el alcalde, que advirtió a Julián de los gestos que le hacía desde dentro su hermano Juan.

–Casi todo lo que solicitamos nos ha llegado –informaba, entusiasmado, Juan a su hermano, con todo el contenido de cuatro cajas de madera sobre las dos mesas que ocupaban el centro del local.

Ejemplares de los Episodios Nacionales de Galdós, de su primera serie, editados en 1873, Trafalgar, La Corte de Carlos IV, El 19 de marzo y el 2 de mayo y Bailén; las primeras obras de jóvenes promesas, según les había asegurado el proveedor, tales como Azorín, Unamuno, Maeztu, Blasco Ibáñez y algunos otros… Aunque la joya de la corona la constituían las tres colecciones de la espléndida edición de La Imprenta Nacional, de 1862, de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, en tres tomos encuadernados en piel.

–Este se lo hemos reservado a usted, don Anselmo –le dijo Juan, sonriente, mostrándole al alcalde un primer tomo del Quijote.

Durante 120 años estuvo abierta al público La Favorita, la librería más antigua de Canarias –templo del conocimiento para la Isla Bonita, como bien decía el bueno de Julián–, hasta que en junio de 2017 cerró sus puertas. Delia Pérez Martín, esposa de Juan Fernández Guerra –nieto del cofundador de mismo nombre–, tomó las riendas del negocio a la muerte de este, y lo regentó durante los últimos cuarenta años, nada menos. Hoy, doña Delia disfruta de un merecido descanso y del reconocimiento y cariño de sus paisanos.

Sin duda, es el del librero de los más hermosos oficios del mundo.