Por Carlos Fuentes

Si del cerdo se aprovechan hasta los andares, en Marruecos las reinas de la mesa son la vaca, la cabra y la oveja. Con ellas se elaboran algunos de los platos más conocidos y apreciados de la cocina popular magrebí. Del tayín al cuscús. Y no se desaprovecha nada. En pequeños comedores callejeros sembrados en el laberinto de la medina de Marrakech es posible probar una de las recetas caseras más queridas por los marroquíes. El plato se llama tqallia, pero por ingredientes, aspecto y sabor parece una ración de callos. Se elabora con esmero, limpiando primero la casquería, con horas de cocina a fuego lento y condimentando con la picante harissa. Para estómados resistentes, y no olvide una botella de agua.