Por Francisco Belín

Aunque Canarias se encuentre justo al lado de África, se da la paradoja que conocemos poco, poquísimo de la variedad culinaria no solo del Continente en su inmensidad sino también en los de nuestra área de influencia geográfico, caso de Marruecos. ¡Pensemos por un momento en platos concretos que nos resulten familiares! Salvo el cuscús, quizá la harira, el tajín de cordero,… poco más…

Servida esta reflexión, resaltemos que nuestros vecinos marroquís disfrutan de una cocina variopinta, nutritiva, sabrosa, con muy matizado mimbres gustativos. Si se nos brinda una escapada, comprobaremos que el denominador común de las cocinas del Magreb es el tajín, el cuscús y a pesar de que hortalizas, legumbres y especias, por supuesto, tienen una gran presencia en la propuesta gastronómica, el pescado no se queda atrás y no pasa desapercibido. Se prepara de forma sencilla, frito o espetado y las especies tienen, como es lógico, similitudes con las nuestras. Riquísima vertiente la de la pesca, por tanto, escoltada cómo no por los renombrados calamares saharianos.