Doce años en el icono del Marabú (Morro Jable, Pájara, Fuerteventura) le avalan en su continuo avance en el mundo de la cocina en el que quizá, algún día, pueda interpretar su propio repertorio culinario. De los “de estar de chico por ahí en el restaurante familiar” observando a su madre, a los estudios en el centro de Hecansa y hasta su actual destino, el acopio de experiencia ha sido incesante. Y una consigna: “Me gusta cocinar para mí y de esa forma experimento para mejorar para los comensales”.

“Terminé el ciclo de dos años de cocina en el centro de Hecansa, en Morro Jable, y un tiempo después empecé como ayudante en Marabú –uno de los espacios gastronómicos majoreros más reconocidos-. Recuerdo que el primer día me pregunté ¿pero qué es esto? Doce horas sin parar en la cocina. ¡Vaya locura! a punto hizo que desistiera… Pero fui al día siguiente, y al otro. Y durante doce años volví al restaurante subiendo en los cometidos”.

Precisamente de aquel centro académico conserva el cocinero natural de Morro Jable una imagen luminosa: “La gran cocina estaba nuevita, equipada con lo mejor del momento y allí los alumnos afianzamos la práctica en la preparación de caldos y fondos, que es el argumento con el que se atrapa al comensal… Era la mejor base, pero hoy la cosa ha cambiado”.

Su madre, Juana Batista Martín, oficiaba en el restaurante de su hermano (El Chinchorro, para más señas) y Luciano probaba y olisqueaba. Allí empezaron sus percepciones en un mundo que luego abrazó como actividad laboral.

Actualmente en cometidos de cocina de hotel (Sensimar Royal Palm Resort, Esquinzo), Luciano considera que aunque existen otros atractivos culinarios en la isla majorera, los guisos de cabra uno de ellos, es el pescado el que hace honor a elaboraciones tan sencillas como ricas.

“Para mí –asevera-, que incluso practico la pesca submarina, es que no hay nada como un buen medregal, que está fabuloso a la plancha, a la brasa, también sama, salmonete, la brota y otros que resultan más desconocidos”.

Acerca de su visión de cómo está hoy el nivel culinario de Canarias, Luciano Pérez considera que ha habido un gran salto con la incorporación de jóvenes chefs. Particularmente, de su patria chica, Morro Jable, opina que la restauración se encuentra algo estancada.