Por Eduardo Cabrera
Ilustración por Beatriz Pérez
Desde un pequeño barrio de La Palma a tocar el cielo en Copenhague. Su pasión por el taekwondo la ha convertido en una de las deportistas más galardonadas y en un espejo en el que hoy se miran los más jóvenes. Asume con serenidad esa responsabilidad de la que dice sentirse muy orgullosa. No cita su municipio de origen, ella tiene claro que representa a la isla de La Palma.
Esta joven palmera es una de las mejores deportistas canarias de todos los tiempos. Basta con echar un vistazo a su palmarés: participó en los Juegos Olímpicos en Pekín, campeona del mundo en 2009 en Copenhague, Campeona de Europa, doce veces campeona de España además de innumerables medallas obtenidas en diferentes torneos nacionales e internacionales.
¿Cómo empezó todo? ¿Cuál es tu primer recuerdo del Taekwondo?
“Empecé en el colegio de Puerto Naos haciendo unas actividades extraescolares y poco a poco me fue llamando la atención. Se lo comuniqué a mis padres, en Los Llanos había un gimnasio donde impartían tres días a la semana y me apunté”.
Luego, paso a paso, fue compitiendo fuera de la isla. Tiene recuerdo para “mi maestro Kiko, de Tenerife. Me desplazaba un fin de semana al mes a entrenar, para tener otros compañeros con los que medirme y que mi nivel fuera creciendo”.
Y después, su primer Campeonato de España, allí los ojeadores de la Federación Española de Taekwondo se fijaron en ella y le ofrecieron la posibilidad de entrar en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona, Rosana Simón tenía entonces 15 años.
Era el mes de septiembre de 2005, acudió a una prueba con sólo una maleta para unos días… Rosana Simón no regresaría, se quedó allí y allí sigue. De familia trabajadora, su padre regenta un bar en Puerto Naos, el Bar Resbel, empapelado con las imágenes de Rosana Simón en distintos campeonatos y con el título mundial ocupando un lugar preferente. “Fue duro, yo era muy joven y tenía mucha ilusión, muchos sueños y para mí fue una buena decisión”.
¿Cómo lo vivieron tus padres?
“Mis padres hoy me cuentan que fue muy duro porque soy la pequeña de tres hermanos y el hecho de estar tan lejos, de no poder coger un coche o un avión a Tenerife y no tener el contacto que quisieran. Lo pasaron muy mal”.
Pero se desplazaron para ver las instalaciones y conocer el ambiente y la gente con la que se encontraba Rosana y se quedaron tranquilos.
Copenhague, campeona del Mundo
“Fue un campeonato en el que fui de menos a más. Es verdad que empezaba a tener una buena temporada, aunque nunca pensé quedar campeona del mundo. Empecé combate a combate y cuando me planté en la final era a por todas”.
Relata cómo transcurrieron los últimos segundos de aquella final en la que “voy perdiendo y, a falta de diez segundos, le doy una patada arriba en la cabeza a mi contrincante y esto me hace vencedora. Fue algo totalmente sorprendente. Mi hermano y mi cuñada estaban allí y fue el mejor campeonato que recuerdo, las sensaciones son indescriptibles y únicas”.
Los Juegos Olímpicos de Pekín
“Es la mejor recompensa para un deportista. Me da pena y tristeza en cierto modo que todos los deportistas, sobre todo los de alto nivel, no puedan disfrutar de participar en unos Juegos Olímpicos porque es el evento más importante sin lugar a dudas. Fui con dieciocho años y estaba en una nube, todo se me quedó grande en todos los aspectos, pero recuerdo que lo que yo sentí, el verme allí con tantos deportistas de tantos países, de tanto nivel… Era grandioso”.
El detalle: Sin miedo
Rosana Simón deja ver un tatuaje en la parte interior de su antebrazo izquierdo fearless (sin miedo). “Me lo hice en 2012, en aquel preolímpico en el que iba ganando y al final perdí. El combate lo perdí yo por la presión que tenía en la cabeza, tenía miedo al ¿y si no gano? Entonces me hice el tatuaje y cuando voy a competir, antes de ponerme las protecciones siempre me lo veo y sin miedo. No hay nada que temer, todo lo que tienes por delante es para ganar y no tienes que salir con tanta presión y, sobre todo, a disfrutar”.