Por Esther Mendoza

La fotografía al desnudo trae consigo controversia y, en algunos casos, polémica y crítica no siempre entendida. El desnudo por concepto es un reto, un descubrimiento del alma del atrevido que se pone frente a un objetivo. Para Emilio Barrionuevo fue una inesperada pasión la fotografía, cautivándole los primeros planos de un rostro, junto al atractivo y misterio de un desnudo que siempre tiene algo que contar…

¿Qué es la fotografía para Emilio?

Una vía de escape para expresar mis emociones. Cuando tengo una idea y una cámara en mano, me siento libre y huyo de la realidad. Siempre me ha gustado la fotografía. La afición me llega rápidamente al retratar a la hija de un buen amigo, de la que me impresionó su gesto y pose e inmediatamente supe lo que quería hacer.

¿Un fotógrafo está siempre esperando qué va a pasar?

En mi estilo (el retrato) sé perfectamente lo que va a pasar. Tengo la idea en mi cabeza y, a veces, me sorprenden los resultados.

¿Qué califica una buena foto para ti?

Naturalmente la que transmite una emoción. No tiene por qué ser perfecta técnicamente hablando, se puede romper las reglas.

¿Cuál ha sido tu reto fotográfico más grande?

En cada proyecto hay un reto. Un nuevo trabajo supone mejorar.

¿Qué emoción te ha despertado publicar en National Geographic o en Vogue

Debo decir que mis publicaciones en National y Vogue (Italia) han sido en web. Halaga, te da fuerza y ánimo sabiendo que valoran lo que haces.

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¿Puede el azar ayudarnos a inmortalizar una imagen?

Pues sí, ¿por qué no? Tienes una idea y de repente te cambia todo sin buscarlo. En ocasiones, las mejores fotos son las que no ves. Creo que la fotografía es una manera de tocar el alma del observador. Quiero sacar sensaciones a la persona que observa mi trabajo… cuando lo logras, significa que ha cobrado vida.

Tu trabajo, además de pasión, ¿es intuición?

Yo lo llamaría más que intuición amor por lo que te gusta. Juntamos ambas y ya es un subidón de alegría y satisfacción al ver el resultado. Me fascina retratar un cuerpo, un rostro. El ser humano nos sorprende para bien, al resto se le da forma con las ideas; algo así como un escultor.

¿Qué ingredientes tiene un buen retrato?

Toda persona tiene algo hermoso que sacar a la luz, un buen retrato es aquello que  expresas en una foto y atrapa.

¿Qué influencias crees que se ven reflejadas en tus fotos?

Tengo varios maestros del retrato a los que admiro: Paolo Roversi, elegante y sofisticado en sus trabajos y, cómo no, Peter Lindbergh.

¿Cuáles son los aspectos a tener en cuenta en el momento de afrontar una sesión de fotografía de desnudo?

Lo primero es ganarte la confianza del modelo, eso es primordial. Me gustan los desnudos elegantes y procuro no pasar esa delgada línea que nos llevaría a lo vulgar. Cuido mucho la estética y la composición, de ahí la importancia de los detalles.

¿La fotografía ayuda a reconciliarse en algunos casos con la realidad?

La manipulación en la fotografía está a la orden del día, es la demanda publicitaria la que permite que, de alguna forma, se cambie la realidad, pero a veces tenemos la suerte de ver fotografías en las que se permiten ver cómo son las cosas realmente. Gracias a eso no perdemos el norte.

Redes sociales, ¿en qué medida?

Es una gran ayuda. Una puerta abierta para mostrarte. Interactúo mucho con las redes sociales, ya que son un medio importante en el que mi trabajo es reconocido, además del boca a boca. Actúan como un mánager.

¿Crees que la irrupción de Internet y de nuevos dispositivos de captación puede provocar la muerte de la fotografía o, por el contrario, estamos ante una metamorfosis, una evolución natural?

No creo que la tecnología acabe con la fotografía, es más, es un aliciente para entrar en el mundo de la fotografía sea cual sea el método a seguir. Es verdad que la fotografía ha sufrido muchos cambios. Hemos evolucionado y quiero pensar que para bien, ¡no me quites esa ilusión por favor!