Por Verónica Martín

La salud debe cuidarse en la salud. Parece una frase de un acertijo extraño, pero la realidad es que entre los buenos hábitos de vida que ya se van instalando en la sociedad canaria aún no se encuentran las revisiones periódicas. Muchas enfermedades graves podrían tener una incidencia menor o, al menos, un mejor pronóstico si incorporáramos a nuestra agenda algunas visitas médicas.

La familia entera debe entender que su salud está en sus propias manos. Una vida saludable en la que se incluye una alimentación basada en productos naturales y de cercanía unido a la práctica de deporte y a la eliminación de tóxicos como el tabaco o el alcohol. Estas son las claves en las que la ciencia basa una vida saludable.

Pero, además, hay que estar alerta a signos tempranos de cualquier patología y hay que ser conscientes de que el envejecimiento genera ciertos problemas. Se recomienda un chequeo médico general, con analíticas y pruebas sencillas, una vez al año para toda la familia.

Los expertos insisten en que estos chequeos no solo pueden ayudar a detectar precozmente algunos tumores, deficiencias en la visión o auditivas, u otros problemas como índices de lípidos altos sino que, también, son una buena forma de establecer un vínculo entre el sistema sanitario y el usuario con el fin de comprobar que sus hábitos de vida son saludables, cómo se alimenta, si tiene exceso de peso, si consume drogas legales o ilegales…

Un 90% de las personas que se someten a chequeos médicos presenta algún indicio de patología. Un examen general de salud debería incluir consulta médica y la realización de algunas exploraciones complementarias como análisis y radiografías generales. Además, pruebas indicadas específicamente para cada persona atendiendo a su edad, género, hábitos de vida o antecedentes familiares.

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Pero… ¿qué especialista debo visitar?, ¿dónde están los principales problemas?
Las visitas regulares al médico empiezan en la infancia. El calendario marcado por los planes de salud deja claro que el bebé debe realizarse visitas y controles periódicos a la primera semana de vida, al mes, a los dos meses, a los seis y a los 12 meses. Después, debe visitarse al pediatra a los 18 meses y a los 24. Posteriormente, la recomendación es anual hasta los seis años. Después, los niños deben pasar un control médico entre los 9 y los 11 años y otro de los 12 a los 14. Cada visita debe servir para no solo evaluar los signos de posibles patologías incipientes sino, especialmente, para capacitar a las familias para que asuman un papel de prevención y promoción de la salud, permitiéndoles un mayor nivel de autonomía y responsabilidad sobre los cuidados de sus hijos, evitando la medicalización de la etapa infantil y la adolescencia.

En los adultos a la visita anual con el médico hay que añadir algunas citas con especialistas a partir de determinadas edades y circunstancias.

En el caso de las mujeres, la cita con el ginecólogo debe ser anual y es recomendable hacerse una mamografía cada dos años después de los 40 y una al año tras cumplir 50.

El oftalmólogo es visita obligada también cada año. Se recomienda realizar una revisión ocular al menos una vez al año para detectar también aquellas patologías que no presentan síntomas y que pueden llegar a tener consecuencias graves como es el caso del glaucoma o de la generación macular. La salud auditiva no debe dejarse atrás y la visita al especialista también hay que apuntarla una vez cada 12 meses. Lo mismo ocurre con la bucal que también debe estar en nuestra agenda anual.

Entre las enfermedades detectadas con mayor frecuencia aparecen las que constituyen importantes factores de riesgo cardiovascular como la dislipemia o alteración de los niveles de lípidos, que suele encontrarse en uno de cada cuatro pacientes aproximadamente. Solo este índice y el control del mismo, puede evitar problemas graves de salud en un futuro. La obesidad y la hipertensión suele hallarse en aproximadamente el 20% de los pacientes que se someten a chequeos. Esto es muy importante pues ambas patologías requieren de un abordaje temprano para impedir complicaciones.

El tumor de próstata es el cáncer más frecuente en Occidente. Para obtener un buen pronóstico, es necesario un diagnóstico muy precoz. Por lo tanto, las sociedades científicas recomiendan que tras cumplir los 50, todos los varones acudan al urólogo una vez al año para comprobar que todo va bien.