Por Paula Albericio

 La cromoterapia, reconocida como pseudociencia, es un método curativo de algunas enfermedades que se fundamenta en los efectos producidos por los colores en el organismo. Los colores influyen directamente en las personas y la idea de utilizarlos de manera terapéutica es, precisamente, para que contribuyan en el equilibrio perdido a causa de  padecimientos físicos, emocionales o mentales.

Nuestro estado de ánimo depende de muchas variantes tanto internas como externas: la alegría, la tristeza, el enfado o el desánimo son procesos por los que todos debemos pasar, disfrutar y gestionar en su justa medida. El entorno, la música que escuchemos, nuestro peinado o la ropa que nos pongamos también pueden influir, y más de lo que puedas imaginar, en que estemos de mejor o peor humor. Y, por supuesto, existen colores que tienen gran importancia, hay colores que ayudan a mejorar el estado de ánimo y que nos pueden ser muy útiles para luchar contra esos pequeños baches de cada día. 

En cromoterapia, cada color tiene un significado determinado y definido:

Amarillo: estimula el sistema nervioso y agiliza los procesos mentales.

Naranja: representa energía y fuerza. Vitalidad pura.

Azul: calma, es tranquilizante, incentiva la curación y alivia el dolor. ¿Hay algo tan relajante como mirar el mar?

Rojo: el color del planeta Marte y de la sangre, es el estimulante de los deseos y simboliza el amor, la pasión y la sexualidad. Representa fuerza, valor, agresividad, impulso.

Violeta: transmite paz, armonía y alegría de vivir. Es un color muy asociado al ocio.

Rosa: es el color de las vibraciones positivas, tiende a evitar los malos pensamientos atenuando los deseos negativos. Simboliza la armonía y el amor. 

Por supuesto, no podemos afirmar que los colores curen por sí solos, pero que de una manera u otra pueden alterar nuestro humor ya sea para bien o para mal, sí.