Por Frank Moreno

Gambia es el país más pequeño de África, y sin lugar a dudas un gran destino para los amantes de otras culturas. A tan solo dos horas desde Gran Canaria en vuelo regular con Binter, podemos visitar la inmensidad y variedad de este gran país africano. Lo que diferencia a Gambia de otros destinos tropicales es la facilidad de integrarse con los cincos sentidos en su cultura local, gracias a la amabilidad  y el encanto de sus gentes.

Como persona y fotógrafo he tenido el placer de disfrutar de este paisaje humano de los niños, con su espontaneidad y sus coloridos vestidos. Ellos son el primer contacto que tiene el viajero con las gentes de este país. Los niños, con sus sonrisas anchas, son los embajadores que a cambio de un impuesto de caramelos o choque de manos se dejan fotografiar. Yo diría que toda Gambia es un jardín de infancia.

Foto: Frank Moreno
Foto: Frank Moreno

Se trata de un país en vías de desarrollo, aspecto que el viajero debe que tener en cuenta y ser consciente, pero gracias a la amabilidad de sus gentes hace que se supere cualquier dificultad, además de ser muy seguro.

Visitar Gambia es viajar por todo el continente africano, pues sus culturas están presentes principalmente en las etnias mandiga, wolof o la serer con sus distintos dialectos aunque el idioma oficial es el inglés.

Uno siente África a sus pies en Gambia, su naturaleza salvaje, además del sol y la playa, es su principal atractivo. El bosque tropical, los frondosos baobabs, los manglares que se pueden visitar en canoa o una excursión en barco por el río que da nombre al país son experiencias obligadas e inolvidables.

Foto: Frank Moreno
Foto: Frank Moreno

La variedad de fauna salvaje y de toda clase de aves, es un buen  motivo para visitarla y la ha puesto en el mapa de todo tipo de observadores, científicos y familias que desean acercarse a este país lleno de sorpresas.

Su gastronomía no deja indiferente al visitante. Destacan el pescado y el marisco con sus diferentes salsas o las variedades de arroces y verduras combinadas con multitud de especias. Una parada obligatoria es el Sailon, uno de los restaurantes más famosos a pie de playa regentado por Lorenzo, un grancanario afincado en Gambia, donde se pueden comer unas deliciosas langostas a un precio muy económico. Otra visita incluida en todas las guías es Ida Cham, una de las mujeres más influyentes de todo el país en materia turística, portada de numerosas guías de viajeros. Una visita a su casa incluye vestirse con ropas locales, visitar el mercado y comprar pescado recién salido del mar, ayudar a hacer la comida en el patio de su casa, a fuego lento con leña y degustar los deliciosos platos en compañía de una buena conversación.

Gambia 7
Foto: Frank Moreno

Es un país muy ventajoso para los turistas. El dalasi es su moneda y por 1 euro puedes obtener entre 30 y 40 dalasis, dependiendo de tu habilidad en el regateo o del cambio que te ofrezcan en aeropuerto, hoteles y distintas oficinas de cambio. Por cierto, destaca una importante y creciente industria turística, con la implantación de las grandes cadenas hoteleras españolas e internacionales.

Para el visitante, un día en Gambia debe incluir también parte de sus noches, con música en directo para bailar al ritmo de percusión o música afro o reggae, sus acordes lo impregnan todo. Las zonas de más ambientes nocturnos son Kaloli y Katu sin limité de cierre. A pesar de ser un país musulmán se puede tomar alcohol en cualquier bar o restaurante.

Foto: Frank Moreno
Foto: Frank Moreno

Su capital, Banjul, es una de esas ciudades africanas caótica y ruidosa, donde el tráfico es improvisado, pero que no pierde su encanto y colorido con sus mercados de frutas frescas recolectadas en una de las zonas más fértiles de todo el continente y la llamativa artesanía, además de contar con la animación de ser ciudad portuaria.

Visitar Gambia es visitar el mar; todo lo ancho del país es una gran playa paradisíaca de aguas cálidas y arena blanca con cocoteros, donde contemplar los inmensos atardeceres y el mar salpicado de cayucos de colores que regresan a la costa llenos de pescado.

Cada tarde en la playa el paisaje humano se mezcla con la naturaleza, formando todo un espectáculo de luminosidad y belleza de color.