Por David Lorenzo

“ Esto cantaba Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones. Aunque hoy están un poco estereotipado estos lobos de mar son personajes muy atrayentes para nosotros. Se han escrito miles de libros y grabado cientos de películas sobre ellos.

Nace con el nombre de Amaro Rodríguez Felipe en la ciudad de La Laguna el 3 de mayo de 1678. Era hijo de Juan Rodríguez Felipe y Beatriz Tejera Machado, familia acomodada. Tanto él como sus siete hermanos se educaron en la moral cristiana como cualquier español de la época. La creencia religiosa de la familia era tal que tres de sus hermanas se hicieron monjas en el convento de Santa Catalina de Sena de esta misma ciudad.

Estuvo muy relacionado con el mar desde su niñez. Sin embargo los primeros documentos donde aparece como navegante datan de 1701. En este momento es alférez del barco Ave María. En uno de los viajes él y el resto de marinos son abordados por piratas. Sin embargo tras una treta diseñada por Amaro logran desprenderse de ellos. El dueño del buque, agradecido, le regala éste barco. Ya en 1703 es propietario del Ave María además de la fragata Las Ánimas. Comienza a comerciar con América, sobre todo con Cuba. Con el tiempo va a ir adquiriendo una mayor fortuna e incrementa su número de buques.

Gracias a sus acciones comerciales y  a su olfato para los negocios lo convierte en un hombre muy rico. Algunas de sus inversiones fueron:

• Como vendedor (legal) de esclavos. En ese momento esta práctica no era mal vista (salvo que fueran vendidos cristianos). Destacaba este tipo de comercio por ser uno de los más rentables hasta el siglo XVIII. Por lo general acudían a los principales mercados esclavistas (Malí, Cabo Verde, etc.) y luego eran enviados a América, donde eran muy solicitados para el trabajo en la caña de azúcar (fundamentalmente) o en otras actividades agrícolas.
• Compró muchas haciendas en Tenerife. Tenía propiedades en zonas como Tegueste, El Rosario, en los alrededores de La Laguna, La Cuesta, Valle Colino y un largo etcétera. La mayoría de los productos que cultivaba los vendía en la propia isla o bien en América (caso del vino).
• Tuvo en propiedad muchas viviendas (se habla de hasta 42). Algunas casas las arrendaba. Amasó una gran fortuna con los alquileres. La mayoría estaban en el casco urbano de La Laguna. Muchas de las casas que están cerca del convento de Santo Domingo eran de su propiedad (estaban entre la calle Santo Domingo y la calle Consistorio).
  

  

Alcanzó fama de gran marinero. Por ello el rey de España le dio una patente de Corso(derecho a atacar barcos enemigos del Imperio, pero no aliados). No podemos decir que fuera un pirata. Aún así muchos han intentado relacionarlo con la piratería. Posiblemente mucha gente lo confundía porque no sabían diferenciar entre corsarios (que tenía derecho de pillaje oficial a los enemigos del reino con permiso del monarca) y piratas (no tenía ningún acuerdo firmado y por lo tanto atacaba quienes quisieran).

Navegó varias veces al Caribe. Sin embargo siguió viviendo en La Laguna. Volvía cada vez que terminaba una campaña comercial. Su vivienda principal en la ciudad estaba localizada en la actual Calle San Agustín (la más distinguida de la ciudad). El edificio no existe en la actualidad. Tuvo también casas principales en El Rosario de la finca La Miravala (El Socorro).

Además de invertir su fortuna en nuevas propiedades también, por su carácter piadoso va a hacer importantes donaciones eclesiásticas:

• Se encarga de comprar un ataúd de plomo para Sor María de Jesús, conocida como la sierva o siervita de Dios. Es muy famosa y su cuerpo momificado puede visitarse en el Convento de Dominicas de Santa Catalina de Siena. Ella y Amaro eran muy amigos (él la consideraba su guía espiritual). Él lo donó como un regalo en su recuerdo.. Posiblemente que el féretro fuera de plomo permitió la conservación de la siervita.
• Obsequia a muchas iglesias de Tenerife con obras de arte sacro. Un ejemplo es el famoso lienzo del Cristo de la Humildad y Paciencia en la ermita de Nuestra Señora del Rosario. También va a hacer donaciones al convento de Santo Domingo de La Laguna, donde regala una urna para la imagen del Señor Difunto y su peana procesional, ambas en plata.
  

  

También contó con una importante colección personal de obras de arte. Como no podía ser de otra manera Amaro Pargo aprovechó para comprar joyas, muebles, libros y cuadros que enriquecían decoraban ricamente propiedades. Además vestía de manera sofisticada.

Amaro según su propio testamento murió sin descendencia. Tampoco se casó. A pesar de ello Rumeu de Armas en su obra Piratería y ataques navales contra las islas Canariasafirma que tuvo una relación con la cubana Josefa María de Valdespino y Vitrián, con la que tuvo un hijo llamado Manuel de la Trinidad Amaro.

Los restos de Amaro Pargo están enterrados en el Convento de Santo Domingo de Guzmán de La Laguna bajo una lápida en la que está dibujada una calavera. Esta imagen, aunque muchos la relacionan con la piratería, era muy común en muchas lápidas de la época.

Pero la historia no acabó con la muerte de Amaro Pargo. Mucha gente sigue buscando un tesoro  que dejó enterrado según una leyenda. Sin embargo no han encontrado nada. También se ha vuelto a hacer internacionalmente conocido después de que en 2013 la famosa empresa de videojuegos Ubisoft, con apoyo de la Universidad Autónoma de Madrid, hiciesen una investigación. Dicha empresa quería incluirlo en uno de los videojuegos de la saga Assassin’s Creed.

Para saber más:

• Fariña González, Manuel Adolfo “La evolución de una fortuna indiana: D. Amaro Rodríguez Felipe (Amaro Pargo)”. En IX Coloquio de historia canario-americano. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1990
• García Pulido, Daniel “Tras la huella de Amaro Pargo. Los tibores de la colección patrimonial de la RSEAPT”. En la prensa [en línea]. En línea: http://goo.gl/LGO2zh