Por Francisco Belín

Ilustración por Ilustre Mario

Sabores afables, momento coffee, recuerdos gustativos que explotan con unos peta-zeta… La coctelería, no es ningún secreto, pasó de estar de moda en Canarias a formar parte de la gastronomía como refuerzo al deleite del comensal.

De aquellos clásicos imperturbables (dry martini, bloodymary, cosmopolitan) a otra percepción más audaz de bartenders bien formados que interpretan con imaginación los productos que tienen al lado y que proporcionan los terruños de las Islas. Frutas exóticas, superalimentos; también semillas como la chía, la amapola, caramelizadas y tostadas, tés infusionados con mango «que no te quitan nada de tiempo», afirma uno de nuestros embajadores de la coctelería y que aporta formación en todo el Archipiélago: Óscar Lafuente.

Es que la hostelería canaria está generando muy buenas canteras y muy buenos profesionales, en un reverdecer de la mixología y con bartenders que están empujando y trabajando duro para alcanzar un nivel actual ya reconocido por propios y foráneos.

«Nuestro objetivo ha sido el de la formación, formación y formación… Si no vas por ese camino no se llegará a alcanzar la calidad y la excelencia deseables», comenta David Arrébola, presidente de la Asociación de Barmans de Tenerife (ABT). «Hay que empezar por la base –afirma– y vamos subiendo poco a poco en las diversas ramas, pues no solo se trata de buen cóctel, sino también de tocar el vino, el café, la atención al cliente y el servicio en general, y dominar una barra de bar. Incluso lavar bien una taza».

Óscar Lafuente considera que la coctelería ya va plenamente de la mano de la gastronomía, como también demuestra en ponencias en lugares remotos con cocineros prestigiosos. «Hoy se puede propiciar una línea de cócteles sin alcohol, hasta de desayunos agradables y, por qué no, destinado a los niños que, de forma divertida, se pueden animar a probar alimentos como nuestro gofio, el aguacate… Para los mayores, adentrarlos con nuestro café de Agaete, junto a ginebras y destilados de las Islas, y aprovechar detalles como la menta chocolate o el ficoide glacial, del que disponemos en buena cantidad, y que en la península resulta difícil encontrarlo».

Arrébola destaca que la coctelería canaria está unida a la evolución del producto local y a la realidad de una gastronomía que se tendrá que reinventar de algún modo y que pide unas referencias cocteleras ya no ancladas a medidas, cristalería y botellas del año la pera. «Tendremos que vender nuestro producto y nuestra personalidad –destaca el presidente de la ABT– porque si no lo hacemos nosotros muy difícilmente lo harán los demás. Así que los cocteleros estamos volcados en la tierra, incluso redescubriendo frutas exóticas que tan bien se dan en nuestros viveros».

Lafuente, por su parte, contagia su dinamismo en todos los rincones de Canarias y considera que se están realizando cosas superbonitas e interesantes por parte de bartenders y mixólogos, sin olvidar a los alumnos que se están formando para la sala. «Toda esta ola de frescura ha entrado para quedarse en el mundo gastronómico e ir de la mano, siempre mirando esos géneros de kilómetro cero que contribuyen a la sostenibilidad. ¿Para qué tirar de purés y tetrabriks? Si está ahí la materia prima que se cultiva en forma de espléndidos mameyes, guanábanas, lúcumas…».

Canarias, frente a los retos que se avecinan para su hostelería y gastronomía, propondrá una vertiente coctelera teniendo en cuenta a los clientes y personalizando esos buenos tragos, exponiendo que lo que aquí se ha aprendido no es solo a mezclar o agitar sin más.