Por vacaciona2
Los sentidos en La Palma se pueden disparar desde el momento que pongamos un pie en la isla. Todo el archipiélago nos permite tener grandes sensaciones y experiencias. Hoy vamos a conocer algunas de las que puedes tener si visitas La Palma, una de las menos conocidas de Canarias. Veamos cómo puede estimular la “Isla Bonita” cada uno de nuestros cinco sentidos:
- LA VISTA. La vista es uno de los sentidos en La Palma más estimulados. En casi cualquier lugar nos vamos a encontrar con paisajes extraordinarios. Por eso mismo es conocida como la “Isla Bonita”, por sus vistas y por su luz. Además hay una gran cantidad de lugares bellos para la vista y con gran diversidad de flora y fauna. Desde las zonas de lava negra del sur (Fuencaliente, Ruta de los Volcanes), al verde de sus pinares (Caldera de Taburiente) y laurisilva (Cubo de La Galga, Los Tiles). Estos son unos pocos ejemplos de la diversidad, sin olvidarnos del azul de su cielo (uno de los más limpios del mundo) y su mar. Esta paleta de colores y muchos más os esperan en La Palma para estimular vuestra vista.
El negro de los jables (piedra volcánica), el verde de los pinos, el azul del cielo y el blanco de la nube que cubre la montaña son algunas de las estampas típicas en La Palma. FUENTE: Frank Vincentz.
- EL OLFATO. El olfato es otro de los estímulos que activarán vuestros sentidos en La Palma. Para empezar, aquellos que vengan de una gran ciudad lo primero que van a percibir es lo limpio de su aire. La Palma es una isla eminentemente rural donde el olor a naturaleza es lo más común. De los olores más atrayentes está el del propio mar en las zonas costeras, olor muy relajante. Tampoco debemos olvidarnos del olor de la naturaleza: el olor a pino en la zona oeste y el de la laurisilva en el noreste de la isla. También el olor de la rica gastronomía palmera de la que hablaremos más adelante.
El olor de las olas del mar es una constante en las costas palmeras.
- EL OÍDO. La Palma está alejada de todo lo relacionado con el ruido de los atascos de tráfico y claxon de coches. Evidentemente existen coches pero no los tan odiosos atascos. El ruido habitual de las grandes ciudades es sustituido por la tranquilidad de las olas del mar en la costa (Los Cancajos, Puerto Naos, Charco Azul, etc.). En las zonas más boscosas podremos escuchar a los pájaros y el sonido del viento (Los Tiles, Marcos y Cordero, el bello municipio de Garafía, etc.). También en otros lugares lo que escucharemos es… nada, el total silencio que nos puede servir para la reflexión y para comunicarnos con nosotros mismos (el yo interior). Sin duda a La Palma se va a descansar, alejarse del mundanal ruido y una parte indispensable para esa tranquilidad es el silencio.
El graznido de la graja palmera (endémica de la isla) es uno de los muchos sonidos de animales que puedes escuchar en La Palma.
- EL GUSTO. Los sentidos en La Palma se activan plenamente. Pero con la gastronomía es donde más lo vamos a disfrutar. De sus productos (verdaderamente) típicos, además del escaldón de gofio o las papas con mojo, podemos encontrarnos con muchos otros. Un ejemplo es la sopa de picadillo (caldo de carne o pollo con huevo duro, carne de sopa y picatostes), chicharrones (cortezas de cerdo con gofio). También otros productos propios de la gastronomía palmera son el queso asado (queso de cabra asado con mojo) o el potaje de trigo, entre otros tantos. No te olvides de probar también su repostería (bienmesabe, Príncipe Alberto, etc.) y sus magníficos vinos.
Además de las papas arrugadas con mojo en La Palma podrás disfrutar de otros productos gastronómicos.
- EL TACTO. La Palma también es para sentir. Los sentidos en La Palma están constantemente estimulados. En una isla tan pequeña como esta (con poco más de 700 kilómetros cuadrados) podemos disfrutar de una temperatura que cambia según la zona en la que estemos. Desde la temperatura templada de la costa hasta el fresco de las cumbres (o calor en un caluroso día de verano). También se puede disfrutar con el tacto de la arena de sus playas (de color negro debido a los volcanes) o la madera de sus árboles con diferentes texturas. Tocar el corcho de los pinares canarios o los diferentes árboles que forman parte de la rica laurisilva insular, así como sus líquenes, musgos, etc.
Siéntate en una playa de arena negra como esta (Los Cancajos), cierra los ojos y disfruta del tacto de la arena volcánica en tus dedos.
FOTO DE PORTADA: Max Pixel.