• Por Verónica Martín

Mar Vaquero (32 años) siempre fue una persona muy curiosa. La primera vez que se planteó trabajar en algo relacionado con la ciencia y el espacio fue mirando la Luna a través de un telescopio de aficionados en Maspalomas, su localidad natal. Ahora, unos cuantos años después trabaja para buscar la manera de llegar a otros planetas y buscar la vida en ellos. En la actualidad es ingeniera en la misión Cassini en el laboratorio de Propulsión de la NASA, en Pasadena. Echa de menos su tierra y se siente realmente orgullosa de la Ley de protección del Cielo. Ahora, su trabajo se centra en la Sonda Cassini y en misiones espaciales que nos darán la clave sobre cómo ha sido la vida en otras regiones de nuestro Sistema Solar.

-Proviene de una familia de clase media sin relación con la investigación, ¿cómo y cuándo se decantó por este tipo de estudios?

“Mi interés por la ingeniería viene influenciado desde pequeña por mi padre, a quien considero una persona con ingenio nato. Su facilidad por encontrar una solución rápida y creativa a los problemas que se presentan en la vida cotidiana fue lo que realmente despertó mi interés por el campo de la ingeniería. Aunque conectada, la pasión por la investigación vino un poquito más tarde, avanzada ya la carrera de ingeniería aeroespacial cuando comencé a hacer alguna pregunta a la que mis profesores de universidad no tenían respuesta concreta”.

-Precisamente fueron los cielos de Canarias lo que le despertó la curiosidad por la Astrofísica, ¿Qué recuerda de esas primeras experiencias?

“Recuerdo ver la Luna por primera vez a través de un telescopio amateur una noche con cielos despejados cerca de la punta de Maspalomas. Aún tengo en mente la clara imagen de la superficie lunar cubierta de cráteres; algo que en mi vida no había visto antes en ningún otro lugar. Me impactó ver algo así, tan desconocido, pero aparentemente tan cerca. Y esa misma noche surgieron un sinfín de preguntas, de porqués y cómo”.

-En este sentido, ¿cómo valora la protección de los cielos de Canarias y su proyección como atractivo turístico?

“La Ley del Cielo es algo que nombro en Los Ángeles siempre que tengo la oportunidad y con mucho orgullo. No solo es fundamental para la ciencia que se lleva a cabo en los observatorios de las islas sino, también, para la astronomía amateur. Sin duda es un atractivo turístico. Realmente impresiona poder ver en el cielo nocturno, con claridad y a simple vista, un sinfín de estrellas y hasta parte de nuestra propia galaxia”.

-Usted estudió ingeniería aeronáutica, ¿cuál era su meta cuando empezó estos estudios? ¿Cómo se imaginaba?

“Siempre he sentido admiración por la NASA y la ESA. Tenía ilusión por algún día formar parte de una organización similar, pero mi carrera académica no siempre estuvo dirigida a esa meta. De hecho, me desvié de mi objetivo alguna que otra vez. Al terminar la carrera de ingeniería aeroespacial, continué con estudios en física con la idea de empezar un doctorado en astrofísica. Fue más de un año después cuando entendí que realmente mi vocación es la ingeniería aplicada a la física de los cuerpos celestiales, y de ahí volví a mi camino dirigido al diseño de misiones espaciales”.

-En la actualidad hay un movimiento global para animar a las mujeres a cursar carreras de ciencias. ¿Qué les diría? ¿Cómo las animaría?

“Les diría que adelante: sin miedo ni dudas. Les espera una aventura llena de recompensas y satisfacciones. Hay muchos caminos que llegan al mismo lugar, es cuestión de encontrar el nuestro propio. Les recomendaría que encontraran un mentor que las pueda guiar y, sobre todo, que confíen en ellas mismas y en su capacidad para lograr lo que se propongan. Por último, les diría que no se paren demasiado a planificar el futuro con detalle. La cuestión es empezar, el resto va llegando por sí solo”.

-Actualmente trabaja en la NASA. Es fácil imaginar la reacción en la gente de su localidad natal cuando se dice algo así, ¿cómo ha sido su recorrido desde Maspalomas hasta su actual puesto en Pasadena?

“Lo más difícil quizás haya sido el estar tan lejos de mi familia y mis amigos ‘de siempre’. He conocido a muchas personas interesantísimas y encantadoras a lo largo de estos años, pero hay algo de especial e irremplazable en esos amigos que haces de pequeña. Echo mucho de menos a mi familia y me encantaría, por ejemplo, poder pasar tardes de domingo con ellos. Afortunadamente, la tecnología ha avanzado mucho y nos permite estar en contacto a diario. Hoy puedo compartir muchas cosas que hago en el trabajo y en mi vida personal”.

-Su tesis doctoral versaba sobre ‘Cómo transportar una nave por el Sistema Solar consumiendo el mínimo de combustible’ ¿Es usted un buen pasaporte para escapar de nuestro planeta?

“En un principio y desde muy pequeña pensé que quería ser astronauta. Mi interés por los viajes espaciales me llevó a pensar que algún día querría viajar a Marte. Sin embargo, más adelante supe que mi ilusión no es ser astronauta, sino conseguir hacer realidad ese viaje y formar parte del equipo que ponga a ese grupo de humanos en la superficie marciana o en cualquier otro destino en nuestro sistema solar”.

-En concreto, trabaja en la sonda Cassini, uno de los grandes retos de la ciencia actual que ha sido la nave que más cerca ha estado de Saturno. ¿Qué importancia tiene esta misión?

“La importancia de esta misión empieza por ser la primera nave en orbitar Saturno, su complejo sistema de anillos y sus lunas. La sonda Huygens, a bordo de Cassini, fue la primera en aterrizar en la superficie de Titán, la luna más grande de Saturno. Cassini ha cambiado la manera en que vemos y entendemos el planeta gracias a la cantidad de descubrimientos que ha hecho a lo largo de más de una década, los cuales no podría resumir en unas frases”.

-¿Qué estamos descubriendo de Saturno con estos trabajos? ¿Qué nos puede enseñar? ¿Qué buscamos?

“Como muchas otras misiones espaciales, uno de los objetivos principales de Cassini es observar Saturno y sus lunas para poder entender mejor el origen y formación de nuestro propio planeta. El estudio en detalle de Titán y Encelado nos ha demostrado la existencia de lagos, montañas, océanos de agua líquida y hasta actividad crio-volcánica fuera de nuestro planeta. Por supuesto, también buscamos una explicación a la formación y composición de los anillos, algo que nuestro planeta, por ejemplo, no tiene”.

-Usted diseñó la trayectoria que llevó a Cassini desde Titán a Encelado y luego a Titán, ¿qué tiene de especial? ¿Cuál es el problema al que se enfrentaba?

“El diseño del control de la trayectoria en aquella fase de la misión supuso un reto puesto que teníamos que sobrevolar con mucha precisión muy cerca de la superficie de Encelado, una luna mucho más pequeña que Titán y que no solemos visitar con tanta frecuencia. El objetivo científico de aquel pase, o ‘flyby’, era atravesar un geiser a una cierta altitud para tomar muestras y estudiar sus componentes. Después de analizar los datos retransmitidos por Cassini, se confirmó la existencia de hielo y materia orgánica provenientes del interior de la luna”.

-El 15 de septiembre acabará esta misión haciendo que Cassini se ‘estrelle’ de forma controlada en Saturno, ¿por qué? ¿dónde está la dificultad de esto?

“Después de casi 20 años de vuelo, Cassini se queda sin combustible. Sabíamos que este momento llegaría y por lo tanto se planeó este final de misión hace mucho tiempo. Debemos evitar que la nave, si llegara a quedar orbitando el sistema sin control, impacte y contamine una de las lunas que albergan agua, como Encelado. Acercar Cassini a Saturno ha sido toda una hazaña. Para el equipo de navegación, abandonar la órbita cercana a Titán, cruzar muy cerca del borde del anillo más exterior, y esquivando el grueso de los anillos atravesar el vacío que queda entre la atmósfera del planeta ha sido un tremendo reto y todo un logro.

-Tras esta misión empezará a trabajar en diseñar la ruta para llevar un robot a Europa, la luna de Júpiter donde puede haber vida, ¿qué supone esto? ¿cree que es factible encontrar vida en nuestro sistema solar, en qué forma?

“Actualmente Europa se considera uno de los destinos más atractivos en nuestro sistema solar. Por lo tanto, el objetivo de esta misión es detectar vida y estudiar la habitabilidad de esta luna. Aterrizar con precisión un robot en la superficie de Europa y, seguidamente, colocar una sonda de comunicación en órbita alrededor de Europa es otro nuevo reto que dará pie a grandes descubrimientos”.

-Como científica española, ¿le gustaría regresar a nuestro país? ¿en qué le gustaría trabajar si fuera así?

“España cuenta con varias empresas excelentes y competitivas a nivel mundial en el campo de diseño de trayectorias espaciales y navegación. El sector público español también ha creado varios centros de I+D especializados en la industria aeroespacial, y es evidente la importancia creciente de España en programas internacionales. Interesantísima sería la creación de una agencia espacial española que pudiera colaborar con otras agencias espaciales estatales y que gestionara y canalizara la investigación espacial que se lleva a cabo en las empresas y universidades españolas”.