Por David Lorenzo

Todavía, durante el siglo XIX, no se había logrado curar muchas de las epidemias que se extendían por el mundo. Es por ello por lo que lo más importante, para evitar que se extendieran, era construir edificios que sirvieran para cuidar a estos enfermos.

En Canarias se corría además un doble peligro. El gran movimiento de barcos que existía en el archipiélago durante esa época ponía en peligro a las poblaciones de las ciudades portuarias más importantes. Era necesario adaptarse a los nuevos tiempos y protegerse de las epidemias lo mejor posible.

Es por ello por lo que en Gran Canaria se decide levantar un lazareto u hospital para tratar enfermedades infecciosas. Tenía que ser un lugar apartado de los núcleos de población. Así que se eligió la Bahía de Gando como mejor lugar. Dicha construcción ya estaba terminada para 1893 y preparada para ponerse en activo.

Su construcción tomó en cuenta la arquitectura médica de la época. El edificio del lazareto fue diseñado para que fuera funcional para los médicos y para aplicar técnicas innovadoras a los enfermos. No se buscaba tanto la estética en el edificio sino que fuera útil al trabajo científico y sanitario.

El complejo está correctamente delimitado en cuatro partes o departamentos. Cada uno de ellos está dividido de los otros para evitar infecciones. Así se contaba con un espacio donde estaban las residencias del personal. También había una zona de observación. Otro estaba dedicado a las cuarentenas y un cuarto, era el Departamento de apestados.

Como primera gran curiosidad hay que decir que el lazareto jamás cumplió su función. Faltaba lo más importante. Un acceso desde el mar al complejo para que pudiesen acceder aquellas personas enfermas que venían en barco. Era común que la mayoría de las epidemias llegaran al archipiélago en las embarcaciones, de manera que falló por completo en su función.

Tras varios años, apenas sin funcionamiento, el recién creado Cabildo de Gran Canaria se va a encargar de su gestión. Sin embargo nada va a cambiar. Empezaron a crearse proyectos que jamás verán la luz. Finalmente, al no servir para nada, es abandonado.

La parte más oscura del lazareto  va a llegar en 1937, cuando se convierte en un campo de concentración del bando nacional. El edificio estaba completamente desatendido, por lo que la primera labor que tuvieron que hacer los prisioneros fueron obras para rehabilitarlo.

Todos los presos políticos llegaron hasta el lazareto de Gando por mar, en el Correíllo Viera y Clavijo. Fueron distribuidos en cuatro pabellones, que recibían el nombre de A, B, C y D. Había un quinto que era empleado como taller de trabajo para los presos. A pesar del abandono de la infraestructura las condiciones sanitarias y seguridad eran mayores que en el campo de La Isleta.

Una vez acabado el uso del lazareto como campo de concentración volvió a quedar en desuso. En 1946 finalmente pasa a manos del Ejército del Aire, quien es el propietario de los terrenos hoy  en día. Estas instalaciones fueron de utilidad para alojar a personal o para usar la infraestructura como talleres o almacenes.

Pero, desgraciadamente, el edificio fue otra vez abandonado . En la actualidad no es más que una ruina afectado por el mar y el paso del tiempo. Hoy en día es un lugar polémico (al haber sido un campo de concentración), que a pesar de sus expectativas, jamás pudo cumplir su función y que ha quedado en el olvido.

Para saber más:

  • Anónimo (2002) “Lazareto de Gando, Telde”. En Boletín de Patrimonio Histórico. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria
  • Orihuela, Alexis (2007) “El Campo de Concentración de Gando”. En Revista Canarii. Las Palmas de Gran Canaria: Fundación Canaria Archipiélago 2021