Por Viviana Adonaylo

Si nos adentramos desde Lisboa hacia el norte de Portugal, son infinitas las ciudades y aldeas lusitanas encantadoras que podemos admirar. Vale la pena destacar algunos lugares típicos como Coimbra, Aviero y Oporto, que nos sugieren un recorrido interesante siguiendo unas huellas llenas de magia, música, gastronomía e historia.

Foto: Viviana Adonaylo
Foto: Viviana Adonaylo

A dos horas de viaje hacia el norte de Lisboa nos encontramos con Coimbra, famosa por su tradición universitaria. La mayoría de sus edificios están situados en lo alto de una colina, así que hay que estar preparado para subir cuestas o escaleras, y atravesar pequeñas callejuelas adoquinadas que nos hacen el paseo más agradable.

Hay que visitar sus dos catedrales, la Sé Nova y la Sé Velha, la segunda una obra arquitectónica de estilo románico decorada con azulejos llevados a Coimbra en el siglo XVI, un símbolo y un estilo de vida en Portugal. Pasear tranquilamente por las faldas de sus colinas y aprovechar las fantásticas playas fluviales del río Mondego son otros atractivos imperdibles que nos ofrece la ciudad.

Foto: Viviana Adonaylo
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Algo más al norte de Coimbra y ya cerca de Oporto, llegamos a la ciudad de Aveiro, famosa por sus sardinas, sus mariscos y su sal. Es una ciudad mediana surcada por canales urbanos y rías. Podemos aprovechar un agradable viaje en moliçeiro, embarcación tradicional que antiguamente transportaba algas por los canales, para internarnos en la ciudad atravesando puentes y conocer algunas fachadas de casas del barrio de la Ribeira y de San Jacinto. Estas fachadas representan otra forma de arte urbano donde disfrutar el arte del azulejo contemporáneo.

También merece la pena visitar las playas en las afueras de la ciudad; un encanto arquitectónico a orillas del Océano Atlántico con arenas blancas y palheiros, casas de madera pintadas a rayas de atrevidos colores que nos adornan el paisaje.

Oporto es la visita obligada de nuestro recorrido. Allí se mezclan la tradición con la modernidad. En arquitectura destacan la estación de Sao Bento y la Capela das Almas del siglo XVIII, única por su belleza y cubierta por 15.947 azulejos que escenifican hechos históricos.

Foto: Viviana Adonaylo
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Oporto alterna su vida entre una orilla del río Duero y la de enfrente, conectadas ambas por impresionantes puentes. Además del encanto de la ciudad, su atmósfera y sus enclaves arquitectónicos, es indispensable visitar sus bodegas. Sus vinos excelentes y su exquisita gastronomía son ideales para los paladares exigentes. Y si se dispone de un día entero acercarse a la pequeña aldea vinícola de Pinhao, el punto central de la región productora del vino de Oporto, con laderas cubiertas de viñedos nutridos por la lava y calentados por los rayos del sol que da nombre a sus vinos. Desde luego, un recorrido para disfrutar de espléndidos paisajes, disfrutar de la gente y chocar las copas.

Foto: Viviana Adonaylo
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Consejos

Transporte. Para viajar a Aveiro, Coimbra y Oporto desde Lisboa, el transporte público, tanto trenes como autobuses, funciona muy bien. La línea principal de tren entre Lisboa y Oporto pasa por ambas ciudades y hay numerosos autobuses que hacen el recorrido. Para quien vaya en coche, dispone de una buena autopista entre Lisboa y Oporto que pasa por todas estas zonas.

Información. Las Oficinas de Turismo ofrecen mapas y resuelven las dudas del viajero, y las hay en todas las ciudades.

Gastronomía. El bacalhau, las sardinas y los mariscos frescos, el caldo verde, el leitão, las francesinhas, los postres portugueses, el pastel de Belém, los ovos moles (enAveiro) y los vinos de Oporto son algunas de las delicias que nos depara en cada paso la gastronomía portuguesa.