Por Plácido Checa Fajardo y Pablo Checa Merino

Tres ciudades españolas fueron cruciales en la vida y obra de Galdós: en Las Palmas nació y se formó, y en ella se modeló su carácter. En Madrid se asentó y llegó a convertirla en su ciudad literaria. Santander fue el reencuentro con el mar. Desde la asociación cultural La Ciudad de Galdós trabajamos para que Las Palmas de Gran Canaria sea la auténtica ciudad de Galdós durante el I centenario de su muerte.

El 2020 será recordado como un año especial para Canarias, la tierra de Galdós, y para Las Palmas, la ciudad de Galdós, que lo vio nacer en la calle del Cano, del barrio de Triana, hace algo más de ciento setenta y cinco años, un miércoles 10 de mayo de 1843. Aquel día un puñado de familiares y algunas vecinas chismosas acudieron a contemplar al recién nacido, que en aquellos momentos no tenía más mérito que ser el décimo hijo de don Sebastián Pérez, militar, y doña María de los Dolores Galdós, ama de casa. Hoy la casa natal se ha convertido en la Casa-Museo Pérez Galdós.

Este es el año del I centenario de la muerte de Galdós, ocurrida en Madrid el 4 de enero de 1920 en una casa de la calle Hilarión Eslava, propiedad de su sobrino José Hurtado de Mendoza (nunca tuvo Galdós casa propia en Madrid). A su multitudinario entierro acudieron varias decenas de miles de madrileños (pero una muy escasa representación oficial) y sus restos reposan todavía en el panteón familiar del cementerio de la Almudena de la capital de España.

Su tercera ciudad, Santander, también rendirá homenaje este año al ilustre visitante, que desde 1871 hasta 1917 pasó largas temporadas de estío frente a la playa de la Magdalena, junto con su familia canaria y sus amigos de la Montaña y otros escritores y artistas venidos de toda España para visitar a don Benito en su casa de San Quintín.

En 2020 Canarias, Madrid, Santander y toda España, y gran parte el mundo, se unirán a esta efeméride del centenario de la muerte de quien está considerado, junto con Cervantes, como el mejor novelista español de todos los tiempos.

Las Palmas era en 1843 una pequeña ciudad de 15 000 habitantes con calles de piedras y pilares públicos para el abastecimiento de agua a la población que carecía de pozos en los patios de sus casas; una ciudad sin luz eléctrica, iluminada solamente por las luces mortecinas de las antorchas y faroles de aceite o por la luna llena; una ciudad provinciana repleta de conventos, iglesias y ermitas, sin universidad (no la tendría hasta finales del siglo XX), ni centros culturales, ni institutos públicos de segunda enseñanza, ni teatros, ni bibliotecas, ni siquiera carruajes que circularan por sus empedradas y polvorientas calles. Una ciudad con solo dos barrios encerrados entre sus desvencijadas e inútiles murallas ya casi totalmente desaparecidas. Una ciudad que, gracias a las primeras iniciativas del Gabinete Literario, empieza a salir de un largo letargo de más de tres siglos en los que estuvo negada a la educación, la cultura y el progreso.

Hoy, Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad amable y cosmopolita, envuelta por el rico colorido de los riscos, una ciudad abierta a las diferentes culturas y al mar en la que el visitante puede pasear entre casas coloniales del siglo XVI y pararse al sol en sus alegres terrazas. Vegueta es la ciudad señorial y antigua, con hermosas edificaciones de piedra. Aquí se encuentran la catedral, la Audiencia, el Palacio Episcopal, el Ayuntamiento, la ermita de San Antonio Abad, la Casa de Colón y las nobles casas coloniales de grandes balcones. Al otro lado del barranco Guiniguada está Triana, la ciudad moderna y mercantil, sede también de importantes centros culturales como el Gabinete Literario, la Casa-Museo, el Museo Poeta Domingo Rivero, el Teatro Pérez Galdós… Arriba está la “ciudad alta” con su barrios proletarios de clase media: Escaleritas, La Feria, San Antonio y Schamann, “ciudad Galdós”, con sus evocadoras calles de personajes galdosianos: doña Perfecta, Marianela, Fortunata, Jacinta, Mariucha, Zaragoza. Y, en dirección norte, la ciudad lineal llega a su fin en el cosmopolita puerto de La Luz, con la hermosa playa de Las Canteras y el popular barrio de La Isleta.

Nadie duda de que Praga es la ciudad de Kafka; Dublín, la de Joyce; Alcalá de Henares, la de Cervantes; y Granada, la ciudad de Lorca… Y estamos seguros de que tras pasear por los viejos barrios de Vegueta y Triana sentirás muy cerca la ciudad de Galdós.

*Autores del libro La ciudad de Galdós. Las Palmas de Gran Canaria ayer y hoy.