Por Juan José Ramos Melo

@JuanjoRamosEco

Playas de arena blanca, grandes sistemas dunares, amplias superficies de bajíos costeros, importantes poblaciones de tortugas marinas, aves amantes de la arena y una diversidad florística adaptada a condiciones extremas son tan solo algunos de los secretos que encierra uno de los espacios naturales mejor conservados de todo el archipiélago de Cabo Verde.

La Red de Áreas Protegidas de Cabo Verde, creada en el año 2003, está compuesta por 47 sitios, de los que 14 se encuentran en Boavista, sin lugar a dudas la isla con el más variado patrimonio natural. El establecimiento de estas áreas protegidas ha sido una medida necesaria, no solo para la conservación de la biodiversidad, sino también para gestionar varios sectores económicos que se están desarrollando en el ambiente marino y terrestre, como la pesca, el turismo y la industria extractiva.

 

 

El Parque Natural de la Costa Norte de Boavista es el mayor de estos 14 espacios. Creado con el objetivo de garantizar la conservación de su rica y frágil biodiversidad, ocupa buena parte del sector norte de la isla, prácticamente desde Sal Rei hasta Gata. También incluye Ilhéu de Baluarte y Ilhéu dos Pássaros, ambos catalogados como reserva integral, una categoría de protección según la cual no está permitido visitarlos, con el fin de garantizar la conservación de sus recursos naturales.

La costa norte, al igual que buena parte de la isla, se encuentra formada por amplias playas de arena blanca, bajíos con infinidad de charcos que quedan al descubierto durante la bajamar, sistemas dunares y algunos conos volcánicos muy erosionados por el paso del tiempo.

Los fuertes vientos dominantes del norte y del noreste han creado un corredor de arena a lo largo de buena parte de la isla, que condiciona la presencia de vegetación. Plantas como los salados, los balancones, los corazoncillos, los romeros o las siemprevivas, de pequeño porte, aspecto achaparrado, hojas pequeñas, flores de colores llamativos y ramas en formas de espinas, son algunas de las más abundantes.

Las playas de Costa Norte albergan algunas de las numerosas zonas de cría de tortugas bobas de la isla, la tercera población más importante del planeta. Entre los meses de junio y octubre unas 10 000 hembras llegan a estas playas para depositar sus huevos.

 

 

Entre los meses de enero y abril la bahía de Sal Rei es considerada la principal zona del archipiélago para el apareamiento y cuidado de las crías de ballenas jorobadas, también conocidas como yubartas. Este hecho supone una oportunidad única para su observación tanto desde tierra como desde algunas de las embarcaciones que ofertan rutas para contemplar y fotografiar ballenas y delfines.

Terreras colinegras, alondras ibis, alondras negritas y corredores saharianos son algunas de las aves más abundantes de la zona. Se trata de animales de colores discretos y tímidas costumbres, adaptados a la dura vida en las zonas arenosas de la isla. En la franja costera encuentra refugio el chorlitejo patinegro, un excelente indicador de la calidad de las playas, amenazado en otras latitudes por la masificación y urbanización de sus zonas de cría.

En la playa de Atalanta encontramos uno de los nidos de águila pescadora más singulares de todo Cabo Verde, al estar ubicado sobre el extremo más alto de una vieja embarcación encallada en la playa. Desde aquí las amenazadas águilas controlan todo su territorio y evitan las molestias de los inoportunos y numerosos cuervos desertícolas.

 

 

El Parque incluye en su perímetro varios núcleos de población como son João Galego, Fundo das Figueiras y Cabeço dos Tarafes, donde se ubican algunas de las zonas agrícolas más importantes de la isla. En estas localidades aún se conservan una gran cantidad de actividades tradicionales ligadas a la tierra y el mar, como la pesca, el marisqueo o el pastoreo. Además, son un buen lugar para probar el plato típico del país, la katchupa, y la bebida caboverdiana por excelencia, el grogue, un aguardiente muy fuerte que también se puede encontrar en forma de ponche, mezclado con lima y miel de caña de azúcar.

En la capital de la isla, Sal Rei, puedes contratar un guía local que te acompañe en vehículo todoterreno a descubrir este bello entorno de la isla menos habitada de Cabo Verde. En Sal Rei, alejado de los grandes resorts turísticos del sur, puedes alojarte en alguno de sus pequeños hoteles, apartamentos u hostales; todos ellos con un carácter mucho más local y con más posibilidades de convivir con la población caboverdiana y sus costumbres, una mezcla de elementos europeos, africanos y con tintes brasileños. Además, tras caer la noche puedes disfrutar de su diversidad de músicas, que reflejan los distintos orígenes de esta población, nacida del tráfico de esclavos de África a América por los europeos. Cabo Verde posee géneros musicales propios como la morna o el funaná, que conviven con otros como el zouk.