Por David Palacios.

El olor a mar es una de las señas de identidad de esta ciudad gallega, cuya manera de ser siempre ha tenido un estrecho vínculo con su ría como principal entrada a las aguas del océano Atlántico. El idílico barrio marinero es uno de sus tesoros mejor guardados, y los astilleros y la gastronomía basada en el marisco dotan a la mayor urbe gallega de un carácter único e inconfundible.

Situado en el corazón de las Rías Baixas, el Vigo del siglo XXI no se entendería sin los vínculos que la ciudad siempre ha tenido con el mar. Para muchos el nacimiento de esta urbe gallega se encuentra en O Berbés, el barrio marinero por excelencia, levantado en el 1700 para alojar a los miles de pescadores autóctonos que faenaban en la ría.

Esta zona fue durante años el motor económico de la ciudad debido a la importancia del puerto y a la fuerza de los astilleros navales que se empezaron a instalar en Vigo a partir de 1880. De hecho, el de Vigo fue considerado como el puerto con más actividad del norte de España en el siglo XVII y uno de los principales a nivel europeo.

En este pintoresco barrio todavía se pueden observar algunas estructuras originales del lugar de trabajo de los pescadores de antaño, como los soportales donde se vendía el pescado, hasta los que prácticamente llegaban las aguas del Atlántico.

Lo mejor del mar son sus productos. Muy cerca de O Berbés se encuentra la famosa calle de las Ostras, el mejor lugar de la ciudad para degustar estos preciados moluscos. Para muchos las ostras son uno de los tesoros gastronómicos mejor guardados de la ría de Vigo, y esta calle acoge varios puestos donde degustarlas acompañadas de un vino albariño.

Los restaurantes también son un buen lugar para probar productos genuinamente vigueses como las cigalas, las nécoras, las centollas de la ría de Vigo, los mejillones, el pulpo o los cotizados percebes.

Astilleros y pescadores en vivo

Las industrias naval y pesquera siguen siendo sin la menor duda los principales pilares económicos de Vigo hoy en día. ¿Pero cómo es realmente el día a día de la ciudad?

Uno de los mejores lugares para hacerse una idea es la avenida Beiramar, que transcurre pegada al mar. Desde aquí podremos contemplar las grúas de los astilleros que fabrican buques para España y otros países. Dependiendo de la hora a la pasemos, podremos escuchar un sonido metálico muy característico que indica el cambio de turno de los trabajadores.

Los amantes de las puestas de sol no deben dejar pasar la oportunidad de visitar las playas de O Cocho y Mourisca. Además de ofrecer un espectacular y romántico ocaso, también son un buen lugar para divisar en directo el trabajo de los pescadores que faenan en la ría antes de anochecer.

Para conocer más detalles del permanente abrazo de los vigueses con el Atlántico, el Museo do Mar de Galicia se erige como punto de divulgación y es al mismo tiempo una auténtica joya arquitectónica. Ideada por el artista italiano Aldo Rossi y terminada por el gallego César Portela tras la muerte del primero, cuenta con exposiciones permanentes que explican la historia de la ciudad a través de su intenso vínculo con el mar.

Bateas in estuary(mollusc farm)

El héroe Casto Méndez Núñez (ladillo)

Marino y contraalmirante de la Real Armada Española, Casto Méndez Núñez (1824-1869) nació en Vigo y se convirtió en una de las personas más ilustres de la ciudad. En 1839 ingresó en la Escuela Náutica de Vigo y a los 15 años ya era guardiamarina. Tras varias expediciones bélicas a Filipinas, Cuba y Puerto Plata, en 1867 completó la primera vuelta al mundo de un buque blindado, al mando de la fragata Numancia. Era considerado un héroe en la ciudad y por eso en la plaza de Compostela se erige una escultura en su honor, en la que se puede ver a Núñez con unos prismáticos y una frase que se convirtió en su mantra: “Más vale honra sin buques que buques sin honra”.