Por Paula Albericio.

Fotografías por Lucilla Bellini.

Nacido en Lanzarote en 1980, Pancho Corujo es uno de los tenores jóvenes españoles más prometedores. “Desde muy pequeño tuve facilidad para la música, así que al final la convertí en mi oficio. Me definiría como muy canario, feminista y ateo aunque practicante, predicador y creyente en el buen humor, el buen amor y el buen arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable. Sobre todo soy lo que se puede llamar un friki de la música y de la cultura en general. La búsqueda constante de conocimiento me parece hasta cierto punto una forma de resistencia, pues es lo único que no se puede comprar. Mi amor por el arte, mi necesidad de belleza, es desinteresado, y sé que me hace mejor.” Aprovechando su estancia en la isla conejera, donde participará en el Festival de Artes Escénicas de Lanzarote, recorremos con él sus tres rincones favoritos.

Masdache. La primera visita nos lleva hasta el municipio de Tías, concretamente al valle de Masdache, donde, según nos dice el tenor, se levantan tres de las bodegas más importantes de Lanzarote. “Todos los recuerdos que tengo de mi niñez están vinculados a Masdache, allí me crie. Recuerdo muy bien los paseos con mi abuela, muy temprano, antes de ir al colegio, desde la casa hasta una finquita de parras que tenía, por una vereda, con el rofe todavía muy húmedo por el sereno. También recuerdo los fines de semana con mis primos y las excursiones descalzos que hacíamos juntos hasta una palmera cercana como si se tratase del finis terrae. Hoy que he recorrido medio mundo me siento muy orgulloso y afortunado de haberme criado en este entorno rural, de venir de este pueblecito rodeado de viña y volcán con innegable valor paisajístico. Lo echo de menos. Mi hermano, mi cuñada y mis sobrinos Mercedes y Ciro viven aquí, no saben cómo los envidio”.

Marina de Arrecife. “En este muro esperé muchas veces a mi padre; tenía su escuela de música aquí, justo en frente. Yo era bastante revoltoso y si tenía algún instrumento a mi alcance al final lo tocaría, así que después de mi clase de timple o de ensayar con el grupo de folklore mi padre me mandaba esperarlo en el muro para que el resto de alumnos pudieran estar concentrados. Conozco muy bien este litoral. Yo aún creo en Arrecife y sus posibilidades. Tiene la avenida marítima más bonita de entre las capitales canarias. Soy caminante, así que recomiendo hacer el recorrido a pie desde la zona de la Bufona pasando por la punta del Camello, el muelle de la pescadería, el castillo de San Gabriel, el puente de las Bolas, hasta llegar al castillo de San José, donde se sitúa el Museo de Arte Contemporáneo”.

La cueva de los Verdes. Uno de los espacios más simbólicos de Lanzarote es el elegido por nuestro protagonista para terminar la ruta por la lsla. “Uno de los factores positivos de mi trabajo es el encuentro con muchas personas de diferentes lugares, a las que siempre recomiendo viajar a Lanzarote. Una de mis visitas preferidas cuando vienen amigos es la cueva de los Verdes; creo que Lanzarote en general tiene mucho poder alegórico y mitológico. Cuando me sugirieron desde la organización del Festival de Artes Escénicas de Lanzarote un espectáculo para la cueva me vino rápidamente la idea de Fausto versus Mefistófeles, con un recorrido por la música que diferentes compositores han hecho sobre el personaje de Goethe, el mito de quien hizo un pacto con el diablo para alcanzar los placeres de la eterna juventud, un mito que me parece contemporáneo a cualquier época”.