Por Eduardo Cabrera

La protea es una flor ornamental muy codiciada por hoteles y restaurantes para la decoración de interiores. La razón es su larga durabilidad una vez cortada, que puede superar el mes. La Palma se ha colocado, en los últimos años, como el principal productor de esta flor en el hemisferio norte. Pero ¿cuáles son las claves del éxito?

Se trata de una flor originaria de Sudáfrica y Australia. En concreto es Sudáfrica el primer productor mundial. En el hemisferio sur se corta en los meses de verano, por lo que el mercado queda sin suministro durante el invierno. Y es precisamente entre los meses de diciembre y mayo cuando el hemisferio norte se convierte en la alternativa para el suministro internacional. Ese hueco lo ha aprovechado La Palma, que se ha convertido en el principal productor de esta flor durante esta época del año.

En la Isla existe una única cooperativa, Proteas La Palma. Esto supone una ausencia de competencia interior, lo que garantiza un precio máximo a los agricultores antes de salir al mercado. “Nos da poder de negociación ante el cliente”, explica Francisco Molina, gerente de la cooperativa. Según los datos de la última asamblea general del colectivo, celebrada en el mes de julio de 2017, la primera cosecha se recogió en La Palma en el año 2000, tras los dos años necesarios desde la siembra de la planta para que comience a producir flores. Entonces se recogieron cincuenta mil tallos. En 2016 la producción alcanzó el millón y medio de tallos y las expectativas son superar los dos millones en los próximos años. “No hemos tocado techo”, asegura Molina.

Existen distintas variedades de protea, que se cultivan en función de la zona. Dieciséis variedades dentro del grupo de Leucospermun, seis variedades del grupo Protea, cuatro del grupo Leucadendron y tres de Bouquets. La Palma dispone de una variedad de microclimas que la convierten en un continente a escala. Con 700 kilómetros cuadrados, las principales zonas de producción son Barlovento, Villa de Mazo, Breña Alta, Garafía y El Paso. En función de cada una de ellas y de la demanda del mercado es la propia cooperativa la que determina la variedad a cultivar por cada agricultor.

Como un reloj suizo

Todo está estudiado hasta el más mínimo detalle. Hasta hace unos años Holanda era receptor de casi la totalidad de la producción de proteas, una situación que ha ido cambiando a lo largo de los años, en los que se han sumado otros destinos por todo el mundo. Holanda sigue siendo hoy el principal cliente, ya que es el centro neurálgico de la distribución mundial de flores, pero desde La Palma se ha venido haciendo un meticuloso trabajo de estudio, incluyendo las conexiones aéreas, para abrir otros mercados. Todas las flores son distribuidas por avión. Una conexión diaria entre La Palma y Madrid y conexiones también diarias entre Madrid y Miami han logrado abrir mercado en Estados Unidos. En el año 2017 se sumó China y ya a principios de 2018 Japón comenzó también a recibir proteas de La Palma. En la actualidad se estudian otros países que se han mostrado interesados, como Vietnam o Corea. El estudio y el rigor con el que se trabaja permiten elaborar un plan que garantiza que la flor está en destino tres días después de haber sido cortada por el agricultor.

Es la cooperativa la que informa al agricultor de la conveniencia o no de cortar. Este transporta los tallos hasta la Central Hortofrutícola, una infraestructura del Cabildo Insular ubicada en Breña Alta y donde la cooperativa tiene sus instalaciones. Es allí donde el personal selecciona y calibra cada flor. Una a una, son analizadas en función de la longitud del tallo y el estado de la flor, un trabajo que se realiza a mano por un personal formado expresamente para esta labor. Desde allí son introducidas en cajas y enviadas directamente al aeropuerto para iniciar un viaje que las llevará a diferentes lugares del planeta.

¿Qué se necesita para cultivar protea? Es un cultivo diferente al resto. Requiere suelos pobres, no muy fertilizados. Lo ideal es que hayan permanecido largo tiempo sin cultivar, con poco fósforo, bajo en nitrógeno y que no cuente con frutales cerca, a lo que hay que añadir que se trata de un cultivo que se da a partir de los 700 metros de altitud.

La Cooperativa Proteas La Palma inició su andadura con siete agricultores en el año 1998. Hoy son 76 socios y se siguen probando nuevas variedades para conocer su capacidad de producción en la Isla. La protea es una flor poco conocida incluso en La Palma, que ha conquistado el mercado mundial.