Por Paula Albericio

La canaria Elena Melián ha disfrutado de unas merecidas vacaciones en su tierra y junto a su familia y amigos tras una temporada que cierra con el logro de colgarse la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Natación de 2019, celebrado en Gwangju el pasado julio. Melián obtuvo este premio tras ejecutar la rutina Highlight de natación artística con la selección española de natación sincronizada, de la que forma parte junto con otros nueve compañeros. Nacida en Las Palmas de Gran Canaria, la deportista, que ahora tiene 18 años, empezó en la sincronizada a los seis años y con 14 ya entró en la selección española. Lleva en Barcelona dos años con la selección absoluta, en el Centro de Alto Rendimiento donde compagina entrenamientos y estudios. Una vida que la mantiene lejos de casa la mayor parte del año, por lo que, siempre que regresa, aprovecha el tiempo al máximo con los suyos.

 

¿Cómo sienta lograr un bronce en su primer campeonato mundial?

Para empezar me ha parecido una pasada por ser mi primer campeonato mundial y que ya consigamos una medalla. El hecho de estar allí con toda la élite de este deporte ya era fantástico y conseguir el bronce ha sido algo increíble.

¿Se imaginaba alcanzar este logro tan pronto?

No, tan pronto no. Tenía claro que quería llegar y siempre estaba en mi mente el deseo de ir al Mundial y a las Olimpiadas, pero no me esperaba que fuera tan pronto, y aquí estoy. Todavía el sueño de ir a las Olimpiadas no lo he conseguido, quizá el año que viene… Esa es mi siguiente meta.

¿Quiénes son sus referentes en la natación sincronizada?

De pequeña era Thais Henríquez, era la que estaba en el Metropole y a la que siempre veía. Venía por el club a las aperturas y al verla en la piscina me decía: “Yo quiero ser como ella”. Pero a medida que ha ido pasando el tiempo he ido conociendo a más nadadoras, y sigo mucho a Gemma Mengual y a Ona Carbonell; de hecho, Ona está en mi equipo y la tengo más cercana, claro.

¿Cómo es un día normal en su rutina cuando está entrenando?

En sincronizada, como entrenamos tanto, había muchas horas de clase que me perdía, porque en el equipo éramos dos las que íbamos al cole, y otras al instituto. Dentro del centro hay instituto y se organizan los deportistas con los entrenadores y con los profesores para que nos sea más fácil. El horario de clase era de ocho a once y de tres a seis, pero había muchas clases a las que no iba por entrenar con el equipo. Entonces depende del día: si no iba por la mañana entrenaba de ocho a una o una y media, luego comía y luego iba al cole. Y si iba al cole, entonces hacía hasta las once de la mañana y luego iba a entrenar. En bachillerato me quedaba recuperando clases hasta las dos y media y por la tarde igual: recuperaba, bien de estudios o de entrenos. Si me perdía clases tenía que pedir apuntes y hacer todo por la noche. También tenía un profesor particular con otra compañera, como ayuda para seguir bien el ritmo de estudios.

Además de la natación sincronizada, ¿de cara al futuro profesional tiene pensado estudiar algo en concreto?

Sí, claro. De hecho, todas las chicas del equipo están estudiando una carrera universitaria: psicología, ADE, turismo… Pero claro, tiene que ser una carrera que se curse online porque nosotras no podemos cumplir la totalidad de las clases presenciales debido a las horas de entrenamiento. Así que sí, me gustaría estudiar ingeniera de la organización industrial, pero no sé si la empezaré este año o el siguiente.

Es duro compaginar estudios y entrenos, pero se puede, ¿verdad?

Hay mucha gente que dice que los estudios y el deporte no son compatibles, y la verdad es que están equivocados. En mi caso, antes de entrar en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), estaba haciendo el científico en el cole y me recomendaron hacer el de letras para que me fuera más fácil, pero lo que yo quiero estudiar requiere que haga el científico. Yo no los escuché, se me dan mejor las ciencias; hice lo que quise y al final he sacado matrícula de honor. Así que si alguien quiere algo y se empeña, lo consigue: yo este año he logrado compaginar las dos cosas y no he tenido ningún problema.

¿Qué es lo mejor y lo peor de estar entrenando en Barcelona?

Lo mejor es poder entrenar con la selección absoluta de natación sincronizada, y las condiciones, que son de lujo casi, porque lo tenemos todo a tan solo un minuto caminando: la habitación, la piscina, el médico, se llega muy rápido a donde quieras ir aquí en el centro. Además, valoro mucho que puedan ayudarnos a compaginar mejor los estudios. Y también la calidad y la profesionalidad que tenemos en Barcelona, que eso no lo tenía aquí en Gran Canaria. Yo pienso que si hubiera seguido un año más en la Isla mi carrera deportiva se habría parado ya, así que menos mal que fui al campeonato en el año exacto para poder seguir subiendo.

Y lo malo, obviamente, el echar de menos a mi familia y amigos. Están todos en Gran Canaria, yo me fui sola a Barcelona y, claro, todo lo mío está aquí.