Por Aarón Rodríguez González

Fotografías por Rocío Eslava

Regresamos a Tenerife, la mayor y más alta de las Islas Canarias, para realizar un sobrecogedor viaje por las entrañas de uno de los parajes volcánicos más espectaculares del planeta. Iniciaremos el recorrido en la más encantadora de todas las puertas de entrada al enorme teatro central de la Isla del Infierno: Boca Tauce. Allí, junto a la antigua casa del cabrero Juan Évora, reconvertida en centro de interpretación que rememora la vida de los últimos habitantes de la cumbre tinerfeña, se inicia nuestro camino: el sendero número de 18 del Parque Nacional del Teide.

Nos acompañarán durante todo el recorrido, que no tiene pérdida, tres elementos que conforman un mosaico sensacional. El primero, a nuestra izquierda, es el borde más occidental de la excepcional caldera de Las Cañadas: la cicatriz que dejó el enorme deslizamiento del edificio central de la Isla, hacia el mar, hace apenas 200 000 años. El segundo, a nuestra derecha, es el hijo que erigió Tenerife en su seno tras aquel descomunal cataclismo, el gigantesco edificio Teide-Pico Viejo, que se alza, orgulloso, mil setecientos metros por encima de nuestras cabezas. El tercero es el elemento distintivo que esta ruta atesora, entre todas las que se pueden realizar en la Isla: la colada de lava de la erupción de 1798, la penúltima en la historia de la Isla y la última que tuvo lugar en el interior del espacio natural protegido más emblemático de Tenerife. Las oscuras y desgarradas rocas conforman una suerte de río negro que fluye desde las Narices del Teide, en las laderas de Chahorra, hacia el oeste, hasta las paredes que limitan la Cañada del Cedro. Las retamas, los codesos y los alhelís hacen acto de presencia allí donde las afiladas rocas dejan un espacio para que las semillas broten. El Roque del Cedro es la antesala del final de nuestro corto pero pintoresco periplo, que finalizará cuando alcancemos el mirador de Los Escanillos o de Chahorra, en la carretera TF-38.

Desnivel positivo: 186 metros de ascenso.

Desnivel negativo: 150 metros de descenso.

Longitud: 3,62 kilómetros.

Cota mínima: 2040 metros de altitud.

Cota máxima: 2.085 metros de altitud.

Lugares de interés cercanos: en las inmediaciones de este recorrido existen muchos lugares de interés. Por la carretera, en dirección a Chío, se accede a la Reserva Natural Especial del Chinyero, escenario de la última erupción volcánica que sufrió la isla de Tenerife, en el año 1909. En dirección hacia Arona encontraremos, rodeado de pinos, el hermoso pueblo de Vilaflor, el más alto del Archipiélago.

Observaciones: el recorrido es corto y cómodo, pero transcurre a más de 2000 metros de altitud, en un ambiente normalmente árido y soleado. Por esto, es necesario llevar agua y protección solar adecuada, incluyendo, además de cremas, sombrero o gorra. Asimismo, al cruzar las lavas, conviene andar con precaución.

¿Sabías que una cañada es una vía pecuaria, una ruta para desplazar el ganado, y que el circo de Las Cañadas del Teide recibe su nombre, precisamente, porque los espacios llanos de la cumbre tinerfeña, que median entre las coladas del edificio Teide-Pico Viejo y la pared del enorme cráter, eran utilizados como pasos por los pastores de la Isla y sus cabras?