Por Manoj Daswani

Fotografía cedida por Álex López

A finales de este mes comienza la Liga Endesa. La mejor competición cestista de toda Europa vuelve a tener acento canario a través de la presencia de Iberostar Tenerife y Herbalife, ambos consolidados en el torneo y con la inequívoca aspiración de seguir creciendo. En el caso de los primeros, han repatriado a Álex López en el marco de una muy profunda regeneración. El lagunero jugó antes en otras dos islas (La Palma y Gran Canaria) y ahora disfruta de la gran oportunidad de su carrera. La oferta canarista es consecuencia de un trabajo serio, una actitud inconformista y un talento esculpido con el paso de los años.

Deja atrás un verano muy ajetreado: el de su fichaje por el Iberostar y el de la celebración del primer campus que lleva su nombre.

Sí, la del campus es una idea que tenía desde hacía tiempo y que nunca había cuajado… hasta este año. Hemos hecho un buen trabajo de la mano de Adam González y lo hemos hecho en el Nuryana, lo cual significa mucho para mí.

¿Qué supone su colegio para usted?

Desde luego supone mucho. Estudié allí desde los tres años hasta que acabé la ESO. Si hacía algo así, no podía ser en otro sitio que en el Nuryana. Nos pusieron todas las facilidades del mundo para que fuera todo tan bien y el resultado salió a pedir de boca.

Entiendo que el suyo es un perfecto espejo donde mirarse las nuevas generaciones. Pero no lo ha tenido fácil.

Mi camino más bien ha sido difícil. Podía haber sido mucho más rápido o sencillo; por ejemplo, si hubiera salido de un club de cantera de la ACB y me hubiese plantado en el primer equipo. Pero jugué hasta siete y ocho temporadas en la segunda categoría a nivel español, la LEB Oro, hasta que conseguimos el ascenso. El equipo con el que lo logré creyó en mí y ahora no es que me crea que esté asentado en la élite, pero estoy jugando en ella, que es lo que había soñado desde pequeño.

Cuénteme cómo ha sido ese camino. ¿Se siente un poco un trotamundos?

Un poco sí. Es que estuve un montón de años en la LEB Oro. Y van dos solo en la ACB. Llegué muy joven al momento del debut. El camino fue largo. Salí del Nuryana y fui al Unelco, a continuación a Gran Canaria, dos años más en La Palma… y luego Cáceres, tres temporadas en Lugo y por fin tres en Burgos. Ahora, toca volver a casa.

¿Dónde ha disfrutado más del baloncesto?

En cada sitio donde he estado me lo he pasado bien. He tenido la suerte de disfrutar mucho con lo que hago; al baloncesto no le veo nada malo. Más bien al contrario, me siento un afortunado por dedicarme a lo que más me gusta. Es cierto que estos últimos tres años en Burgos han sido increíbles: al primer intento logramos el ascenso y luego hemos disfrutado mucho de lo que significa jugar en ACB. No menosprecio a la LEB para nada, pero obviamente la máxima categoría es mucho más atractiva. Es jugar contra aquellos ídolos a los que antes veías por televisión. Una pasada.

¿Por qué es tan reducido el número de canarios al más alto nivel?

Pues es verdad que canarios somos pocos, pero españoles también. No sé si es el 23 o el 27 % la cuota de nacionales en la Liga. El porcentaje es bajísimo. Eso demuestra lo complicado que está llegar a la élite. ¿Los motivos? No lo sé. Pero de la receta para llegar sí puedo hablarte. Se trata de ser constante, perseverante…, hay que creer. Sobre todo en los momentos difíciles.

Usted se encontró muchos obstáculos en el trayecto hacia su objetivo. ¿Hubo algún momento de tirar la toalla?

Nunca pensé en abandonar. Pero sí hubo un momento en que me dije a mí mismo: “Si a determinada edad no he llegado, lo dejo”. Me fijé una fecha como tope, los 24 años, pero no la cumplí. Es quizás por lo que te decía antes, que disfruto muchísimo con lo que hago. Al final, me comí mis palabras. Fue el año que casi ascendemos con Breogán a la ACB y opté por continuar. Hace pocos días me lo recordaba mi padre. Al final, fue una lección vida: la perseverancia da sus frutos. Si peleas por tus sueños, evidentemente tienes opciones de alcanzarlos. Si no lo haces, estás perdido.

Pero es llamativo que tampoco renunciase nunca a los estudios.

Terminé Administración y Dirección de Empresas hace unas semanas con la entrega del trabajo de fin de grado. Nunca los dejé de lado porque creí que había margen para todo. Aunque sí es cierto que he priorizado mi carrera deportiva frente a todo lo demás.

¿Cuál ha sido el momento más especial de todos?

Más que subir a la ACB, mantenernos. En Burgos disfruté muchísimo y me sentí muy muy querido. Es una de las mejores cosas que puede pasarte en este deporte a escala profesional. Pero quiero más.

¿Qué espera del futuro?

Siempre pienso que lo mejor está por venir. Que hay nuevos retos, que hay más desafíos y más objetivos por conseguir. Te pongo un ejemplo: este último año tuve la ocasión de jugar de base, que era una demarcación desconocida y nueva para mí. Pues de todo saco algo positivo. Ahora creo que esa es una posición que me puede ayudar y a la que me puedo amoldar bien. Además, para mí va a ser un aliciente extraordinario poder jugar este año en casa, en Tenerife. Era una opción que se me había resistido siempre… hasta ahora.