Por David Sendra Domènech

Fotografías por Pedro Orihuela

Casablanca es la ciudad comercial por excelencia de Marruecos. Aquí el amante de las compras encuentra casi todo si sabe ir al lugar correcto. Los zocos son el caos organizado donde la oferta se acumula ante la mirada extasiada del comprador.

Para cada compra hay un lugar apropiado en Casablanca. Así pues, la mejor artesanía a bajo precio está en el zoco de la Nueva Medina, en el barrio de Habous, un lugar bien organizado donde también conseguirás las clásicas alfombras y chilabas marroquíes, babuchas o teteras y, con suerte, algún espectacular libro que renueve tu biblioteca. Es un zoco diferente, proyectado por arquitectos franceses en la segunda década del siglo XX, con un toque entre moderno y tradicional y una serie de calles no demasiado estrechas y agradables para pasear a pesar del ritmo frenético del lugar.

Justamente en ese barrio se encuentra además el zoco del cobre (con sus piezas de latón ideales para decorar la casa), el del cuero, el mercado de las aceitunas o el de las especias, entre muchos otros. Aquí, las calles invitan a ser recorridas sin prisa, para admirar los productos, curiosear y, cuando demos con algo interesante, regatear para adquirirlo: recuerda que intentar bajar el precio es todo un arte y no una ofensa. Es una zona colorida, divertida y sabrosa, especialmente el zoco de las aceitunas, localizado en un patio donde una docena (por lo menos) de tiendas están dedicadas a la venta de todo tipo de aceitunas (y miel) a excelente precio. No temas ir probando las diversas variedades hasta encontrar aquellas que deseas comprar.

Muy cerca se presenta el Derb Sultán, perfecto tanto para el que busca remedios tradicionales (en realidad, encontrarás de todo, no en vano se conoce como el zoco de la hechicería) como para el que precise de un traje a medida (zoco de los sastres). Ya que estás aquí, debes conocer Sidi Okba, calle comercial repleta de pequeñas tiendas especializadas en ropa tradicional y productos naturales de belleza.

En los zocos de la Medina Vieja uno encuentra otro tipo de productos en un ambiente más tradicional. Murallas del siglo XVI, calles estrechas y serpenteantes, callejones que parecen surgir sin orden, que irrumpen en nuestro camino y nos invitan a perdernos… Estamos en la ciudad histórica, que difiere enormemente de la Medina Nueva. Recorrer los zocos de esta parte de Casablanca, donde abunda el caos y todo parece estar desorganizado, es algo fascinante que nos devuelve a los orígenes de la ciudad. Las cajas se amontonan hasta alturas vertiginosas, las calles se encharcan de agua y barro, los espacios se estrechan y sus habitantes parecen no acabar de acostumbrarse demasiado al turista curioso. Es un paisaje auténtico.

Recuerda regatear, un juego de dos que puede ser divertido desde que entiendas las reglas básicas: si vas en grupo, apenas uno participa; antes de negociar, pasea por el zoco y analiza los precios; fija un valor máximo y asume que al inicio, el vendedor propondrá el máximo de lo que está dispuesto a aceptar; sonríe siempre, negocia, actúa pero no ofendas; ofrece un tercio y aproxímate a la mitad del valor inicial. Si no hay acuerdo, da las gracias y vete sin mirar atrás. Si el vendedor quiere vender, irá tras de ti.