Hace un año que volvimos a intentarlo,

el verano me explotó en el pecho,

el frío salió a cubierta

y en defensa propia salí a buscarte.

Los días sin verte

fueron playas desiertas,

informes semanales de cuentas en rojo,

monólogos con tu recuerdo.

Tú escribiste mi nombre

en una hoguera

–siempre tan dulce y violenta

como una canción de Chaouen–

y encontraste calor

en el hueco de otros brazos.

Yo busqué lo imposible

y llegaron las llagas,

los gigantes del pasado,

el presente imperfecto,

el quizás que contigo

siempre fue mañana.

No sé si fue un acto de amor o de locura

pero cansado de esquivar sueños,

de echarle la culpa al destino,

volví a mirarte de cerca

en el mismo coche

donde nos despedimos.

Volvimos a estar a dos besos del suelo.

Hoy sé que fue un error

volver a intentarlo.

Pero arrepentirse de lo vivido

sería llenar de tachones mi autobiografía.

 

Texto del libro Mi chica revolucionaria

Diego Ojeda