El Hotel Meliá Salinas es la joya que toda corona quisiera tener. Diseñado desde sus inicios por el gran arquitecto Fernando Higueras con la colaboración del mundialmente conocido César Manrique, el hotel estuvo catalogado como Bien de Interés Cultural y actualmente es patrimonio histórico, albergando distintas obras del artista canario que el huésped puede descubrir según va visitando y disfrutando de este maravilloso edificio.

Conservando esta exclusividad y armonía con su entorno, actualmente el hotel ha sido reformado de la mano del arquitecto Álvaro Sans, que ha sabido rejuvenecerlo y modernizarlo explotando aún más la esencia original de un establecimiento único en el mundo y en su categoría 5 estrellas.

Entramos en un hotel que desprende magia. Clásico y elegante, pero moderno y funcional, este complejo es un fiel reflejo de las historias que lo componen. La tranquilidad de ser un hotel recomendado sólo para adultos se respira por sus pasillos. La huella de César Manrique puede verse en los espléndidos jardines, escenario de fotografías de todos los huéspedes (donde conviven armoniosamente especies de palmeras, flores y plantas tanto autóctonas como procedentes de numerosos lugares del mundo), y en las formas imposibles de techos, columnas y paredes que ideó Higueras. La colección de arte del hotel es notable.

Lobby y Jardines

Este establecimiento tan emblemático se convierte cada vez más en una parada obligatoria de muchos visitantes de la isla de Lanzarote, que de la misma manera que recorren los centros turísticos diseñados por Manrique y el Parque Nacional de Timanfaya, se detienen en el Hotel Meliá Salinas, una obra de arte y un perfecto ejemplo de manual para arquitectos y escuelas de ingeniería de todo el mundo.

Con sus habitaciones reformadas, son de destacar las de la categoría superior The Level: espaciosas habitaciones con las mejores vistas del hotel, llenas de luminosidad y con numerosos detalles y atenciones lujosas propios de un hotel de su categoría.

Otro de los emblemas de este hotel es su gastronomía, imán de críticos de todo el país y de quienes se reservan un hueco en la agenda para disfrutar de los siempre originales y sorprendentes platos del chef, cuya máxima es la utilización de materia prima de primera calidad y una apuesta muy decidida por los productos de Lanzarote. A esta exquisita oferta se ha añadido con mucho éxito los brunch de los domingos abiertos también para clientes no alojados en el hotel.

Por si la experiencia de alojarse en un lugar tan exclusivo y lleno de historia no fuera suficiente, Meliá Salinas ofrece un tranquilo oasis con el servicio superior de The Level: 10 villas absolutamente únicas, con un diseño racional e integradas por elementos de la isla como roca volcánica y cactus. Dicha zona alberga una piscina privada y entrada, garaje y servicios de hotel totalmente independientes, para disfrutar de la máxima intimidad. Al igual que en las habitaciones The Level, sus huéspedes disponen de desayuno a la carta separado del buffet principal en su propio lounge, bebidas, cafés y tentempiés durante el día, y por la tarde tienen acceso a un open bar durante dos horas, incluido en el precio de la habitación.