Por Francisco Belín

Ilustración por David Ferrer

Vaya por delante el reconocimiento que este eficiente jefe de cocina (La Rebotica, Playa Honda, Lanzarote) quiere brindar al maestro Luis León. Considera que el 50% de los pasos que ha dado están marcados por la sabiduría del veterano chef lanzaroteño, con el que ofició en la reapertura del restaurante Arena.

En Ernesto Palomar se atisban implícitas unas maneras reconocibles de la generación de chefs que están llevando en volandas el pabellón canario: depuración de técnicas y producto, experiencia, ambición y una estricta observancia de las jerarquías en la cocina. No en balde, si miramos una década atrás, Ernesto era freganchín y fue mirando, observando alrededor. “Aprendí rápido”, comenta, y eso se ve en su restaurante.

Otro nombre propio con el que aquilató conocimientos fue el de Abel del Rosario, así como en La Puerta Verde (Haría), donde dejó huella de su personalidad. Una cocina propia en la que le interesan la baja temperatura, el mundo de las salsas y las propiedades del producto con platos sencillos y sabrosos de pescado y carnes de ganaderos locales.