Por David Lorenzo

Toda familia tiene su “oveja negra” y la de los Borbones no iba a ser una excepción. Eulalia de Borbón era la hija más pequeña de la (supuesta) relación entre Isabel II y su marido Francisco de Asís de Borbón. Gran parte de su infancia Eulalia la vivió en el exilio, ya que cuando solo contaba con 4 años se sufrió la Revolución Gloriosa (1868), que expulsó a su madre y a toda su familia de España.

Desde pequeña demostró una gran independencia y personalidad, algo (desgraciadamente) inadecuado para una mujer de la época y menos siendo parte de la Familia Real española. Se educó en uno de los colegios más elitistas de París, el Sagrado Corazón, donde intentaron cambiar esa actitud. Sin embargo la hizo mucho más decidida y ambiciosa. Siempre presentó un carácter muy abierto e interés por viajar por el mundo.

Fue una joven que se había acostumbrado a la libertad que se vivía en la bohemia ciudad de París. Esta era una de las ciudades más cosmopolitas de la Europa del siglo XIX y donde se respiraba independencia. Cuando se hizo efectiva la Restauración Borbónica la familia real vuelve a España. Esto también incluye a Eulalia de Borbón, como infanta. Pero Madrid no era igual de abierta y cosmopolita que París.

Pronto Eulalia de Borbón empieza a ser problemática. Tiene continuos choques con su hermana, Isabel, que ocupó el cargo de reina consorte hasta que su hermano Alfonso XII se casó. Su desinterés por su puesto era tal que pronto empezó a huir de las protocolarias ceremonias de la familia real.

Aunque era una mujer independiente, Eulalia de Borbón decide casarse cuando tenía 22 años con su primo Antonio de Orleans. Durante el matrimonio tuvieron dos hijos juntos (y un tercero que nació muerto). Pero no tardan mucho en tener problemas conyugales. Esta situación finalmente desemboca en un divorcio.

Este divorcio tuvo mucho impacto en la corte española, muy conservadora. Fue Eulalia de Borbón la primera de la familia real que se divorciaba, de manera que perdió muchos favores de la familia. Ya totalmente independiente empieza a viajar al extranjero. A partir de este momento pasó a ser una viajera empedernida.

Los viajes hechos por Eulalia de Borbón no dejaron de causar polémica. Así, por ejemplo, en Cuba se convirtió en una ferviente defensora de la revolución independentista cubana. Esto choca, porque era precisamente su familia la que reinaba en España y en la colonia en ese momento.

Mientras estaba en París en 1911 publica un libro donde apoya claramente el divorcio y el derecho a la mujer de ser independiente del hombre. Esto enfadó tanto a su sobrino, Alfonso XIII, que la condenó al exilio durante diez años. Ella aprovechó la situación para seguir viajando por el mundo y conocer nuevos lugares.

Visitó países tan dispares como Estados Unidos, Noruega, Alemania e incluso Rusia. En estos viajes tuvo relaciones con las más importantes familias reales y personalidades de la Europa de la época. Con algunos de ellos incluso parece que tuvo relaciones, que fueron escondidas para evitar polémicas.

Siempre a contracorriente, incluso acabó viviendo sus últimos años en España durante el franquismo. Posiblemente este sea uno de los mejores ejemplos para darse cuenta que la relación con su familia no era especialmente buena. Eulalia de Borbón vivió sus últimos años en la ciudad de Irún con permiso de Franco.

Para saber más:

  • Zavala, José María (2008) La infanta republicana Eulalia de Borbón. La oveja negra de la dinastía. Barcelona: Plaza & Janes