Por Francisco Belín

Ilustración por David Ferrer

El mismísimo Martín Berasategui, laureado restaurador con presencia en Canarias, elogia siempre a las que el chef donostiarra denomina “damas de la cocina”. Hoy se da el caso para hacer lo propio con esta herreña de encomiable trayectoria desde sus inicios, en Timijiraque, hasta su actual cometido dirigiendo los fogones del emblemático Mirador de la Peña. Su inquietud por la formación continuada y la actualización de conocimientos afianzan la labor cotidiana de esta cocinera que destella en el panorama culinario de la Isla del Meridiano.

A priori, la historia personal de Juani Sánchez desemboca irremediablemente en el reconocimiento a una luchadora que ni se imaginaba -ha llovido ya desde entonces- una actividad profesional entre marmitas, productos y emplatados.

“¡Lloraba al principio!”, comenta rememorando sus inicios en el establecimiento familiar Casa Guayana de Timijiraque. “Hasta que aprendí a querer la cocina”. Su relato personal parte de la decisión de hacerse cargo de aquella ocupación que le deparó el destino y que se le presentó cuando ella de cocina sabía “cero”.

Toda una senda de particularidades culinarias y sensaciones vitales, con instantes no tan buenos también, que se le fueron presentando a la actual jefa de cocina de La Peña, icono de la restauración herreña. Finalmente, en aquel origen de su andadura afianzó una base tradicional, de familia, a la que luego le ha imprimido ductilidad y otras vertientes acudiendo a ciclos, clases de reciclaje, cursos de especialización…

“Todas aquellas actividades que convocaba Hecansa abrieron para mí todo un mundo de descubrimientos y constatar así qué de importante tiene pasar a la acción cultivando todo lo que sea formación”. Juani recuerda precisamente cuando se presentó a un concurso insular y posteriormente regional. “Esto llevó luego al Hotel Escuela de Santa Brígida y más tarde a la Ruta del Gallo en La Palma; aún rememoro las tapas para presentar en la plaza de Los Llanos y en esa época compañeros acudían ya con sifones y novedades de ese tipo…”.

Dos años ya en La Peña; el director le había comentado de la vacante y ella, en un esfuerzo personal y superación considerables, asumió el reto en un momento personal complicado: “Yo soy mi cocina y siento cómo los comensales me valoran”. Respecto a sus predilecciones entre los géneros locales, la cocinera no duda en apuntar al pescado. “Es una materia prima muy agradecida y me encanta sacar partido a los pescados azules, particularmente el peto, así como a nuestros quesos en distintas elaboraciones pues confieren un carácter muy identificativo de la Isla”.