Por Sofía Clavijo

Ilustración por Ilustre Mario

Más de una vez habrás escuchado decir eso de que un vasito de vino es bueno para la salud. Tinto, en la dosis adecuada y siempre que no tengas ninguna patología en la que esté contraindicado el consumo de bebidas alcohólicas, así tiene que consumirse esta bebida para contribuir positivamente a tu buen estado de salud. O si lo prefieres, puedes darle a tu piel un buen baño de vino…

¿Por qué el vino tinto?

Si bien recomiendan una copa de vino al día, no vale cualquier vino, ha de ser tinto. En la piel de la uva se encuentra un polifenol llamado resveratrol, un componente que tiene mayor concentración en la uva roja que en la blanca. Es un potente antioxidante que ha demostrado, tanto en humanos como en animales, importantes efectos biológicos. El principal beneficio que se le atribuye es su capacidad para disminuir el colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad, lo que se conoce coloquialmente como colesterol malo.

“El resveratrol ejerce como factor protector de las arterias y la salud cardiovascular en general”, afirma Javier García Niebla, enfermero experto en electrocardiografía e integrante del Consejo Editorial de la revista Journal of Electrocardiology. Sus distintos componentes evitan que las plaquetas presentes en la sangre se aglutinen creando coágulos que puedan causar daños en el sistema circulatorio.

Por su parte, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español ha incluido el vino tinto en la pirámide nutricional de alimentos recomendados, resaltando la importancia de su consumo moderado y respetando siempre las dosis aconsejadas.

Ni blanco, ni tinto… La Organización Mundial de la Salud no termina de emitir un juicio claro sobre este hábito tan extendido, ya que no pueden promover la ingesta de bebidas que contengan alcohol. Consideran que recomendar beber una copa de vino al día es un mensaje un tanto ambiguo, pues existen casos en los que no es nada recomendable y se deben tener en cuenta diversos factores.

“Comenzar a ingerir alcohol puede ser inapropiado para personas que han sido abstemios toda su vida” aconseja García Niebla. “Su consumo está especialmente desaconsejado en el caso se sufrir palpitaciones o padecer enfermedades hepáticas. Los consejos sobre la toma de esta bebida deben individualizarse”, añade. El consumo máximo aconsejado no debe superar los 30 gramos de alcohol en el caso de los hombres y 20 gramos para las mujeres; una o dos copas dependiendo de la graduación del vino.

Vinoterapia: vino para tu piel

Aunque hay quienes no conciben utilizar vino tinto para darse un baño en lugar de degustarlo, la vinoterapia se ha ido posicionando como referente entre los tratamientos de belleza. Se toman baños de agua termal y vino en bañeras o barricas y a continuación se aplican cremas a base de vid roja. El resveratrol neutraliza los radicales libres, responsables del envejecimiento de las células de la piel, por lo que su aplicación directa retrasa la aparición de arrugas y manchas. Una dosis extra de energía que también ofrece otros efectos:

–              Ayuda a la circulación, siendo un aliado importante para personas con tendencia varicosa.

–              Elimina la fatiga muscular y aporta más firmeza a nuestros músculos, además de liberarlos de posibles sobrecargas, gracias al masaje que se suele realizar tras el tratamiento.

–              Como muchos tratamientos de belleza, proporciona bienestar mental al relajar el cuerpo y  permitir permanecer en quietud por un tiempo.