Por David Lorenzo

Durante siglos se estuvo buscando en Canarias una isla misteriosa que aparecía y desaparecía a su antojo y que parecía sernos esquiva. Tan importante se consideró descubrirla que se llegaron a hacer importantes incursiones en su búsqueda.

Era una leyenda consolidada en la historia mundial. Partía de una leyeda del siglo IX, donde San Brandán, uno de los evangelizadores de Irlanda, había llegado a una isla-ballena misteriosa durante un viaje. Como muchos mitos medievales se la encontró de casualidad después de que su barco sufriera un temporal.

Muchos fueron a buscarla y ninguno la encontró. ¿Pero realmente no la nadie durante las exploraciones? Por lo visto hubo un caso en el que sí se llegó a la isla de San Borondón, al menos en teoría.

Su supuesto descubridor fue Edward Harvey. Este británico era miembro de la Royal Society. En los archivos de la sociedad aparece como naturalista, trabajo que realizó entre 1859 y 1862. Con el fin de hacer sus estudios realizó viaje a África y a las isla de Madeira y Canarias.

Llegó a Canarias con la intención de descubrir la isla perdida de San Borondón. Parte con esta idea de Tenerife en enero de 1865. En esta incursión parece que logró lo increíble. No se sabe de qué manera, pero  afirmaba que él y su equipo habían pisado San Borondón. Para demostrarlo traía consigo una serie de dibujos y fotografías que presentó ante la Royal Society una vez volvió a Londres.

Pero en la Royal Society no vieron a Harvey como un descubridor, sino más bien como un demente. Su estudio era demasiado fantasioso y las imágenes que presentaba parecían trucadas. Posiblemente el naturalista buscaba con todas sus ganas tener fama mundial. Sin embargo lo que consiguió fue todo lo contario.

Acabó completamente desprestigiado y olvidado por la comunidad científica británica. Su (supuesto) embuste sobre San Borondón le hizo pagar un precio muy alto. Harvey falleció en 1903 sin quedar prácticamente nada de su pasado como científico.

Durante 100 años su peculiar estudio estuvo olvidado en su vivienda familiar. Esto fue así hasta que Tarek Ode y David Olivera conocieron esta historia y la quisieron hacer pública. Esto dio lugar a una exposición donde se presentaron las colecciones de Harvey y los datos recogidos por él en el viaje. No tiene mucha importancia si son reales o no. Sin duda son una obra de arte que incluso, por su estado de conservación, hacen esta historia todavía más misteriosa.

Una vez terminada la exposición que se realizó durante 2005 se hizo una página web para seguir difundiendo la misteriosa colección de imágenes y fotos de Edward Harvey sobre San Borondón. Como indica la propia web, gracias a este naturalista inglés San Borondón es una isla descubierta.

Para saber más:

  • Martin Fuentes, Sabas (2005) “San Borondón: la isla descubierta, entre el enigma y la utopía”. En Cuadernos del Ateneo. La Laguna: Ateneo de La Laguna
  • Web San Borondón, la isla descubierta: https://goo.gl/2k32zm