Por Francisco Javier Torres del Castillo

Ilustración por Ilustre Mario

¿Sabrían decirme a que me refiero si les entretengo comentando la Declaración final de la misión de consulta del artículo IV de 2017 en España? Si es así, están de enhorabuena. No les voy a pedir que levanten la mano, tampoco deben ponerse de pie en pleno vuelo, pero los que se atreven a pensar que conocen la respuesta, por favor, no duden en pedir una ambrosía a la tripulación, ésa corre de mi cuenta. Para el resto del pasaje, les explico. Eso de la declaración, no es otra cosa que un nombre absurdo para lo que debería llamarse informe de situación y perspectivas. Se trata de una publicación periódica del Fondo Monetario Internacional (FMI) y muy recientemente nos hemos encontrado con la coincidencia en el tiempo de la publicación del informe sobre España y la economía mundial.

Abrevio. La realidad nos sobrepasa y ésta nos señala que España se encuentra ante una recuperación económica muy importante. Llevamos cuatro años de una notable expansión, que además se produce con un nuevo patrón de crecimiento, ese que deseábamos, y que permitirá evitar crisis tan potentes como la que hemos sufrido, especialmente en materia de desempleo. Este patrón surgido, en su mayor parte por la propia dinámica empresarial, es mucho más saludable que el anterior, siendo además sorprendentemente equilibrado, y el protagonismo del competitivo sector servicios, en especial el orientado a la exportación, ha sustituido al entonces desproporcionado sector constructor. No son mis opiniones, ni las de los portavoces del gobierno central. Es la opinión del FMI sobre España, otra opinión.

El consumo, la inversión y las exportaciones, son los señalados como sectores clave. Destaca también la importante mejora de los balances de nuestras entidades financieras, lo que ha permitido la mejora del crédito después de años de escasez. También admiran la importante reducción de la deuda del sector privado, aunque del mismo modo critican el exceso de calma para disminuir la existente en el sector público.

Sinceramente, es formidable releer sus páginas. No les miento, cuando se menciona a España, por su impresionante creación de empleo. Se exponen numerosas alabanzas, poniendo acento en las reformas realizadas en estos años de crisis, y afirman que somos una economía más competitiva, flexible y resistente.

Las previsiones son magníficas; creceremos un 3,1% en 2017, con posibilidad de corregir al alza y en el 2018 lo haremos al 2,4%. Mientras tanto, la zona euro lo hará un 1,9% en este año y un 1,8% el próximo. Son cifras que nos sorprenden, aunque también somos conscientes de la existencia de muchos claroscuros en nuestro país.

El informe dedica líneas en evidenciarlos y realiza recomendaciones para cada una de esas amenazas, pues la madurez de la recuperación debe permitir abordar lo que denominan vulnerabilidades restantes, entre las que sobresale la elevada deuda pública, la finalización del ajuste del sector bancario, la reducción del desempleo estructural y el fomento de la productividad.

Los autores, insisten en alertar que este tipo de reformas son imprescindibles, pues nuestra economía seguiría siendo vulnerable a turbulencias, con el riesgo de dejar atrás a algunos de los segmentos de la población, haciendo hincapié en que ese crecimiento sea inclusivo y no deje fuera a nadie.

El envejecimiento de la población es otra clave de riesgo que el FMI no deja en el olvido, ni la necesidad de aumentar nuestra productividad que continúa por detrás de la de nuestros países homólogos.

Es cierto que la elevada tasa de deuda pública de España, que ronda el cien por cien del PIB, deja poco margen a la política fiscal para responder a las futuras turbulencias y si sumamos la dinámica demográfica, el futuro llegará con un aumento significativo del gasto.

Hay que buscar otras alternativas y así surgen las propuestas que señalan a los impuestos como la opción más exitosa para ejecutar esos ajustes, aunque también mencionan mejorar la eficiencia del gasto. Incrementar los ingresos a través de impuestos indirectos, como el IVA/IGIC es la recomendación directa,  pues la recaudación en relación al PIB es significativamente inferior a la de otros países europeos.

La declaración finaliza indicando la necesidad de realizar cambios para asegurar una transición continuada y suave hacia un sistema de pensiones financieramente sostenible y socialmente aceptable, que incentive una vida laboral más larga y fomente el ahorro complementario, todo un aviso.

Es sin duda, un positivo informe sobre nuestra economía, pero es además oportuno, porque nos traslada energía para continuar con las reformas y con las vulnerabilidades restantes.