Por Carlos Fuentes

Fotografías por Dominic Dahncke

El pintor canario Pedro Fausto nació en Tijarafe en 1955, en el pueblo de Tijarafe continúa viviendo y en esta esquina noroeste de La Palma encuentra el alimento emocional para realizar su obra artística. Se reconoce bajo la influencia perenne de los objetos cotidianos, sobre todo de las cosas vinculadas con el patrimonio sentimental que es la infancia. Su obra, luminosa y tenaz, impresionista por realista y natural, se ha podido disfrutar en las principales salas y galerías de Canarias, Madrid, Barcelona y Alemania. Ahora expone su colección reciente, Vivencias, en la Galería García de Diego, en Los Llanos de Aridane. Con él recorremos tres lugares emblemáticos de la comarca noroeste de La Palma.

Puerto de Garafía

Escarpado como un Tourmalet, tallado en la roca volcánica por el violento mar del norte, este puerto fue primero ventana de supervivencia. Cuando la carretera no había llegado a Garafía, por el mar desembarcaban alimentos para la vida casi aislada. Ahora es un bello rincón virgen, un regalo de mar si hace bueno. “Recuerdo que la primera vez que lo vi, hace más de treinta años, bajando solo en coche por una pista de tierra, entre cardones y tabaibas“, recuerda el pintor. “Me sobrecogió la fuerza telúrica que emana la imponente orografía. Olas enormes rompiendo contra los islotes frente al acantilado. Es hipnótico mirar desde arriba el oleaje, la espuma blanca avanzando insaciable sobre la arena negra de la playa“.

Llano Negro

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También en Garafía, este valle de formas redondas, serenas, y aire recogido llamó pronto la atención de Pedro Fausto. “Entre una docena de casas destaca, varado, un antiguo molino de grano que me ha servido de inspiración para algunas pinturas“, explica el artista. “A pesar de algunas nuevas construcciones y algunas reformas que no casan bien con el entorno, percibo este lugar como un sitio idílico, y ancestral. La tierra, la vegetación y la ganadería muestran su pureza y generosidad“. Un paisaje que cambia con el viento. “A veces las nubes de los alisios bajan envolviéndolo todo y se produce ese efecto de borrado del paisaje que siempre me fascina, en un ambiente de intimismo y sosiego“.

Puerto de Tazacorte

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El contraste llega descendiendo El Time, uno de los mayores desniveles de Canarias. Abajo brilla el sol de poniente sobre el Puerto de Tazacorte, barrio turístico asociado a la playa, el pescado fresco y el solaz del flamboyán. Pero Pedro Fausto camina el muelle nuevo. Escenario, casi, de ciencia-ficción. “Es un lugar de arquitectura futurista. Los arcos del muro expuesto al mar recuerdan los contrafuertes de las catedrales. Son de hormigón, me encanta su color y textura, integrándose tan bien en el entorno“, indica el pintor. “Y las bóvedas simples, colosales, se suceden rítmicamente con estupendos juegos de luces y sombras. El paseo bajo los arcos tiene perspectiva curva, bastante curiosa e inquietante“.