Aranzazu del Castillo Figueruelo

Dos historias diferentes, pero con notas comunes: la película de La La Land y el nuevo anuncio de Estrella Damm. A primera vista no tienen nada que ver. Los protagonistas son parejas distintas, la trama y el género son diferentes, los motivos variados… Pero, en esencia, muestran una misma problemática: la necesidad de dejar atrás el propio hogar para crecer y alcanzar los sueños personales, aunque esto suponga ir en contra de otros motivos que nos importan.

Valores o áreas de vida significativas -en este caso, el amor y el desarrollo profesional- que entran en conflicto en un determinado momento, en el cual las circunstancias externas fuerzan a tomar una decisión para apostarlo todo por alguna de ellas. Y, normalmente, no se admiten opciones a medias o pasos en falso… o, al menos, eso es lo que parecen querer transmitirnos ambas historias.

Esa tensión o malestar creciente que experimentamos cuando dos de nuestros deseos entran en conflicto es lo que se conoce en psicología como disonancia cognitiva. Dado que no nos gusta experimentarla, las personas ponemos en marcha una serie de mecanismos y justificaciones que nos ayudan a recuperar cierta coherencia y estabilidad emocional. Por eso, minimizar la importancia de una de esas áreas (la que hemos decidido deja atrás) y maximizar la del ámbito escogido resulta mucho más sencillo que mantener las dos a la par. Pero que sea más fácil no quiere decir que sea imposible. Eso sí, compatibilizar ambas opciones -al menos en lo que al tema que tratan estas historias se refiere: relación de pareja y desarrollo profesional- requiere de un esfuerzo importante que hemos estar dispuestos a realizar y, además, por las dos partes.

Tomada la decisión y dado un paso al frente se abre ante nosotros, casi de manera inevitable, un abismo lleno de miedos e incertidumbres, pero también un torrente de emociones, personas y experiencias enriquecedoras. Si no existieran estos otros elementos, no se entendería bien que sacrificáramos nuestra acogedora zona de confort, nuestro hogar. Caminar hacia una dirección concreta implica dejar atrás ciertas cosas. La película y el anuncio apuestan por una misma actitud: suéltalo, corta el cabo, céntrate en donde estás, no te quedes anclado y deprimido.

Toda acción tiene una consecuencia. Escoger es crear caminos. Desde mi punto de vista “cortar el cabo” no debe entenderse como olvidar las raíces, el hogar y lo que valorábamos antes de echarnos a andar. Para mi tiene más que ver con la aceptación. Del mismo modo que uno se transforma desde el momento en que se embarca en una de estas aventuras, los elementos que quedan en el lugar de origen no permanecen inmutables. El tiempo no se para, sino que sigue adelante… y en ese transcurso pueden pasar cosas. La tristeza, la añoranza o la inquietud provocada por la duda de haber hecho lo correcto son naturales, pero no sirve de nada quedarse anclado en estas emociones. Cuando se toma una decisión, se elige teniendo en cuenta la información que se tiene en ese momento. Juzgar si fue correcta o no desde una posición futura es injusto y no tiene sentido, puesto que probablemente contamos con nuevos datos que podrían habernos ayudado entonces. No vale la pena arrepentirse, pues no sabemos por qué senderos nos habría llevado la elección alternativa.

Junto a este componente de aceptación de que la vida continúa, me ha gustado especialmente la propuesta de Estrella Damm de llevar al lugar en el que nos hemos decidido instalar aquello que más valoramos (y no, no me refiero a la cerveza). ¿Qué es importante para ti y que has tenido que dejar atrás porque has decidido priorizar algo que también valorabas? ¿Lo puedes cultivar en tu nuevo espacio? ¿Es posible cuidarlo en la distancia dado que para ti es significativo? ¿Qué maneras alternativas tienes de hacer crecer eso que para ti es valioso?

Antes hablaba de esfuerzo, sí, pero cuando lo que está en juego es algo realmente importante para nosotros, la dedicación no se vive de manera negativa. Es cierto que el resultado no siempre tiene el éxito esperado, pero, en cualquier caso, mientras haya funcionado habremos estado caminando en línea con nuestros valores. Y si el resultado es exitoso, no solo experimentaremos satisfacción, sino que además saldremos fortalecidos de toda esta historia.