Admiro la belleza de la lluvia,

las marcas en los libros amarillos,

aquel que busca labios para un vuelo,

y la caricia eterna de una madre.

Admiro mucho a aquellos corazones

que se conectan bien con su cabeza,

amores que son pura moraleja,

los besos que se dan con apetito.

Admiro el mundo, si es desde tu boca,

y a los que se liberan de sus miedos,

la incierta incertidumbre de un poema,

las almas libres por naturaleza.

Admiro a los que aceptan su tristeza,

la eterna juventud de los poetas,

el brillo limitado de una estrella,

el vuelo de tu falda en primavera.

La vida es una fiesta de disfraces,

y la amistad, una cantina abierta,

no suelo ir a bailar en carnavales,

me gustan los que abrazan sin careta.