Por David Lorenzo

Felipe II dijo en el siglo XVI que en su imperio no se ponía el sol. Y en España fue así prácticamente hasta llegar el siglo XIX. De estos territorios se traían importante riquezas. A nadie se le escapa que América era la “Joya de la corona” española.

Muchos barcos llegaban del Nuevo Mundo cargados de riquezas a cada cual más valiosa. Lo más habitual eran las piedras y metales preciosos. Oro, plata, esmeraldas, …, lo que hoy correspondería a miles de millones de euros en cada nave.

Otros sin embargo, por alguna u otra causa, acababan bajo el Océano. La mayoría de las veces por un naufragio debido a un mal temporal. Otras veces cuando había un ataque frontal con otros reinos enemigos (sobre todo Francia e Inglaterra).

Uno de los míticos galeones hundidos bajo el mar de Las Américas fue el San José. No era un barco cualquiera. Era nada menos que uno de los buques insignia de la flota española. El objetivo del San José era zarpar de España, hacer escala en Cartagena de Indias y de ahí ir hasta Portobelo.

Aunque apenas dura un mes el viaje hasta Cartagena de Indias, debido a la inseguridad del Caribe en esa época, tardó dos años en zarpar hacia Portobelo. En 1708 llega finalmente a su destino definitivo. Aquí es cargado con todo tipo de metales preciosos (lingotes y monedas de oro y plata), piedras preciosas, etc.

El rey español, Felipe V, quería evitar a toda costa perder esta valiosa mercancía. Es por eso por lo que el San José estaba acompañado por nada menos que por 26 navíos. Pero ni todas las molestias que se tomaron fueron suficientes para proteger la flota. La Royal Navy inglesa los atacó por sorpresa y lograron hundir el barco.

Con el hundimiento del San José el Imperio español había perdido una mercancía con un valor superior a los 11 millones de pesos (varios miles de millones de euros). Un verdadero desastre para las finanzas estatales. Durante el año del hundimiento (1708) España estaba inmersa en la guerra de Sucesión al trono. Algo que estaba acabando con las arcas reales.

Durante dos siglos la localización de la embarcación fue un completo misterio. Se sabía que debía encontrarse en algún lugar indeterminado de las costas de Colombia. Desde 1980 en adelante empezó una exhaustiva búsqueda de la nave cargada de todo tipo de riquezas. También quien la encontrara logaría prestigio como buscador de tesoros.

Finalmente se logró redescubrir en 2015. En un comienzo, como suele ocurrir, no se sabía con seguridad si se trataba del San José o no. Pero el estudio de los restos no dejó lugar a dudas: se trataba del mítico galeón. Lo localizaron en la península de Barú y el gobierno colombiano fue el encargado de dárselo a conocer a la prensa.

La manera que se usó para datar el San José fue estudiando sus cañones. En ese momento el catálogo de la artillería era muy meticulosa y en ella se ponía el calibre, forma, inscripciones que tenían los cañones, etc.

Afortunadamente que haya sido descubierto por el gobierno colombiano evita que el cargamento caiga en manos de saqueadores. El objetivo es no solo recuperar todos los restos sino también reflotar el barco y exponerlo en un museo que se localizaría en Cartagena.

Pero la empresa contratada para recuperar el tesoro, la estadounidense Sea Search Armada, también quiere sacar tajada. Aunque contratados por el gobierno colombiano afirman que no se ha cumplido el contrato y por lo tanto exigen una recompensa millonaria por encontrar el San José.

España, aunque exigió recuperar la soberanía sobre el San José, finalmente ha cambiado su postura. Finalmente y hasta el momento se ha decidido apoyar el proyecto del gobierno colombiano, colaborando con ellos en una futura investigación científica bajo el mar.

Para saber más:

  • Ocampo López, Javier (2004) Tesoros legendarios de Colombia y el mundo. Bogotá: Editores Colombia
  • Rahn Phillips, Carla (2010) El tesoro del “San José”. Muerte en el mar durante la Guerra de Sucesión española. Madrid: Marcial Pons